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ca le conoscia ser muy cudicioso,
y
Pedro Manja–
rres era rico y vezino del Cuzco. Carauajal lo hizo
luego boluer a la carcel, y mando
á
su alcayde lo
guardasse y reg·alasse muy bien, por ciertos res–
pectos que el bien sabia, y
fo
metiesse en vna ca–
mara por si solo, y no lo dexasse hablar con nin–
guno hasta en tanto que el boluiesse, <;a se yua a
ver con Pi<;arro, con aquellos caualleros que lo
desseauan ver. Hecho y dicho esto, Carauajal se
salio de la cibdad y se lleuo cinquenta arcabuze–
ros, que los demas dexo en guarda de los presos,
hazia donde Gonc;alo Pi<;arro venia, lleuando por
delante a los miserables hombres, los quales, sa–
biendo ciertamente que yuan a morir, se yuan en–
comendando
á
Dios nuestro Señor y a Sancta Ma–
ria su madre para que
~uviesse
piedad y misericor–
dia de sus .animas. Llegados que fueron legua y
media de la cibdad, en
dond~
estaua vn arbol que
llamauan del Sol, porque estaua solo en aquel lla–
no (1), allí los ahorco a las nueue del dia, haziendo
mucha burla dellos, diziendoles muchas chufetas
y grandes donayres. Despues de ya muertos dixo
a los suyos:
ciertamente que estos eran 1nuy bue–
nos caualleros hijosdalgo y grandes seruidores
de Su .ll:fagestad y de los Oydores) y por ser tales
escannentaran agora) y si ellos no escarmenta–
ren se hallaran bz"en burlados
y
ahorcados.
( 1)
I\Is.
y
allí.