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enemigo. Los capitanes, viendo la determinadon
de Cepeda, le suplicaron no diesse batalla
á
Gon–
c;alo Pic;arro, ca tenia poca gente; principalmente
que no conuenia al seruicio de Dios, ni al de Su Ma–
gestad, ni a la seguridad de toda_la tierra- Porque
si la batalla se daua y venian
~n
rompimiento, no
podria ser menos sino que ellos fuessen los perdi–
dosos,
y
que desto se podrian recrescer muchos
daños; yponiendole por delante los ynconuenientes
que auia, le dixeron que se tenia por muy cierta la
victoria que la parte contraria auia de alcanc;ar,
por tener, como tenia, mucha gente y bien arma–
da, como todos
de~ian.
Demas desto que
tr~ya
mucha artilleria gruessa y arcabY.zeria con que
deffenderse
y
offender a quien le fuesse contrario
o no le diesse. fabor
y
ayuda, la qual a ellos les
faltaua, principalmente si le ympidiessen la en–
trada ·en la cibdad, y que
~e
podria sacar el rio de
madre
y
hecharlo facilmen_te por toda la cibdad
para derriballa por el suelo para que todos los. bi–
uientes en ella se
aho~;assen.
De manera que fue
tanto lo que le díxeron y aconsejaron
algu~s
de
sus capitanes y cibdadanos que determino de de–
xallo todo en las manos de Dios y de hazer lo que
le dezian, pues conoscio en ellos que no querian
dar la batalla, la qual fue muy temida en la cib–
dad de chicos y grandes. Dizen los que algo saben
que estos capitanes y cibdadanos que acor.isej'aron
a los tres Oydores lo arriba contenido, que fueron
sobornados del pad-re Diego Martin, y atemoric;a–
dos de Gonc;alo Pic;arro; y otros dixeron que le
eran muy afficionados, y assi determinaron de no