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todo el mundo, cercado de sus enemigos y de la
mar, y no u vo alli ninguno que lo consolasse. Por
lo qual comenzo- des ospirar su perdicion y gran
desdicha, y de corp.o le auia ydo muy mal en to–
das las cosas en que auia puesto mano, y le auian
sucedido muy al reues de lo que entendia hazer en
~eruicio
de Su Magestad. Tambien por otra parte
· el mismo a ssi mismo se reprehendía y se hechaua
la culpa de la contumacia que auia tenido coñ to–
dos, y acordauasse muy a menudo de la muerte
el Factor quando le dio de puñaladas, que no le
auia querido perdonar, ni auia consentido que se
confesasse. Assimismo miraua que por todas estas
cosas y otras muchas auia De dido el
rna1Í.doy po-
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-derio que auia · tenido en las tierras del Peru en
nombre de Su Magestad, y por no auer querido
tomar el parescer y buenos consejos que los Oy–
dores te dauan al principio quando llego a Tierra
Firme. Estas cosas con otras muchas le passaron
al Visorrey en esta ynsula, con grande amargura
y tristeza, que qualquiera otro hombre dessapas–
sionado que lo ' viera y por diamantino co c;on
que tuuiera, no dexara de le tener gran compas–
sion y lastima. Mas, en fin, el afligido Visorrey
daua ynfinitas gracias a Dios por todo lo que le
venia de pesadumbres,
y
rescibia aquellos traba–
Jos con mucha paciencia en descuento de sus cul–
pas y peccados, como el lo dixo muchas vezes
a sus amigos. Mirad lo que haze el mundo, que
ayer mandaua el Visorrey la tierra, y oy se vee
desposeydo de su virreynado; ex emplo es este
para todos los viuientes en el mundo miserable.
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