XXXIII
Estos antecedentes que tan poco
fo
recomenda–
ban, ·no le impidieron obtener cargos más altos,
y
así vemos que en el ·año r
5
33 era alcalde ordinario
en· la ciudad de Santo Domingo (r).
Acaso
fué
hermano de Cristóbal
y
de Bernardino,
Antonio de Santa Clara, fundidor de S. M. en San–
tiago de Cuba, tenedor de bienes de difuntos
y
pla–
tero de oficio, quien sostuvo largas
y
porfiadas
cuestiones con_ el Licenciado Altamirano, juez de
residencia (
2 ).
V
Si, como todo hace sospechar, fué Pedro Gutié–
rrez hijo de Bernardino de Santa Clara
y
nació por
los años r 518 á r
5
24,
surge de tales premisas una
consecuencia lógica de bastantes probabilidades,
ya
que no de certeza absoluta: nuestro cronista debió
de ser mestizo
y
no criollo. Los azarosos tiempos de
(1)
Relación testimoniada del
asi~nto
que se
lia
tomado co1t el capitá1t
Francisco de Barrionuevo j>ara ir
á
la j>az
y
quietud de los indios de las
Sürras del Baraisco, en
el
distrito de
lci
Audt'encirr, de Stmto Do/J1ing-o;
.mí"
f533·
Colección
de Torrt-s de Mendoza; tomo J, págs. 481
á
SoS.
(l)
Colección de documentos inlditos relativos al descubrimil'ttt", con–
quista y org-anización de las antig-uasposesiones Úpa1zolas de Ultramar.
Segunda serie. Tomo I, págs.
165, 249, 28S, 286, 296, 308, 310
y
327.
En el tomo II, pág.
203,
se lee que Antonio de Santa Clara vivía áman–
cebado con Olalla Hernandes Cantillana.