345
todos armados, y comern;aron-todos juntos a mar–
char hazia la plac;a, yendo por guias Pedro de Ver–
o·ara, Francisco d'Escobar y Martin de Isassaga,
vizcayno, mostrandose por .cabec;as de aquella
liga. Y como les dezian que el príncipe Don Phi–
lippe, nuestro señor, estaba en casa de <;epeda,
que fuess en alla porque allí les dirían lo que auian
de hazer, yuan alla de buena gana como hombres
que yuan a seruir a Su Magestad, engañados con
esta falsa color, sin saber-lo que era. Y endo todos
desta manera encontraron, no a muchos passos de
la cerca, a muchos de a cauallo y de la ynfanteria,
qu e yuan a casa de <;epeda por amonestacion de
Diego de Aguero y de Antoño
1
Solar y Ventura
Bdtran, que es ta u a n pues tos por guardas de los
portillos d e las cercas. Algunos. de los que encon–
trauaq a los de la hga, como entendieron que yuan
a prender al Visorrey, como leales di eron bozes,
diziendo que no era bie·n h echo d e prender assi a
vn Visorrey como era Blasco Nuñez Vela,
y
que
aquel atreuimiento
y
g ran ,desacato que s e le ha–
zia se ymputaria a g r a n deslealtad y traycion:.ique
a Su Magestad se hazia . Oyendo esto los t res Oy–
dores, que yuan en medio de Jos d e l a liga, los
desarmaron con gra!l furia y d e allí los ll euaron
presos a casa de <;epeda, _ eptre ellos lleua ron al
licenciado Alonso de Le"on, hombre anciano y
principa l en
la
tierra, y si no fuera p or e l Oydor
Texada, que era su g ran amigo, le dieran los sol–
dados de puñaladas. En este comedio llego el ca–
pitan Martín
de
Robles con gran príessa y truxo
consigo a su alferez Matheo Ramirez, el galan, con