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mas que no sabia para que. De todo lo qual le
pessó al Factor en gran manera, en especial la yda
tan repentina de sus tres sobrinos, diziendo y ju–
rando que no lo sabia, ni menos los auia sentido
aunque posauan dentro de su casa; y con esto lle–
garon al esquadron, en donde les dixeron lo que
e1 Visorrey auja m andado, que se subiessen arriba
a verse con el. Como el Factor yua sin rezelo ni te–
mor, se·subio arriba y se pusso ante el Visorrey
con el sombrero en la mano, .el qual le dixo con
gran enojo que tenia en su pecho:
en . mal hora
vengais, ¡tra-idor!;
el Factor respondió, no sin al–
teracion:
no sé porque, señor,, que tan buen
seruidor soy de Su Magestad como v. s. lo es.
E\ Visorrey con gran enojo replico diziendole :
¿qué vellaqueria y traycion es esta que aueis vr–
dido y tramado contra el seruicio de Su Mages–
tad,
embiando a vuestros sobrinos con tantos ale-
.
uosos al traydor de Gonr;alo Picarr.o?
El factor
respondió:
nunca tal Dios quiera ni mande que
yo sea trq,ydor a nii rey y señor natural,, ca le
soy tan buen vasallo y leal criado como v. s. lo
es; y en lo que toca a los Carauajales yo no los
embié, sino ellos y los demás hombres mal yn–
tendonados se auran ydo al tirano.
Tornando el
Visorrey a replicar, le dixo ¡o traydor, traydor!;
si, que bien sé que vos los embiastes al tirano con
auisos, porque en todo me soys contrario, y por
esto vos y el traydor de Antonio Solar escriuistes
el o.tro di?- en el tambo de la Barranca aquellas tan
vellacas
y
desuergonc;adas palabras. Assimismo
los días passados no quisistes prestar vuestra
G.
DE SANTA ÜLARA .-II.-T.
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