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ba o de los corredores de palacio donde el Viso–
rrey la estaua mirando, y los de a cauallo esca–
ramuc;aron vn buen rato con la ynfanteria y .arca–
buzeria. que los o1dados estauan puestos en es- .
quadron. Como Pedro Martin de Cicilia era de a
auallo, arremetia muchas
vez.esal esquadron 3
a -randc_s ozes dezia, amagando con la- lanc;a a
los oldados:
desta nianera tengo de alancear
a
lo vellacos que no quissieren seruir a Su Mages–
tad;
y esto hazia hasta que se aca baua la escara–
mu a y se yuan a sus casas . Lunes era quando Pe–
dro Martín de Cicilia amanesció huydo y todos los.
que pos::sauan en su casa, que estaua fuer?t de la
c rea que tenemos ya refferido,
y
los que se fue–
ron son los siguientes: Don Balthasar de Castilla,
hijo del Conde de la Gomera; Gaspar Mexia, na–
tural de Mérida; Diego de Carauajal,
~l_galá_g
ge–
Plasencia; Juan de Rojas, de Antequera; Geroni–
mo
d~
·c arauajal; Diego Juarez d Carauajal·
Francisco Juarez d'Escobedo· todos tres smbrino -
del Factor; y Perucho de Aguilar o Aguirre, viz–
cayno, con etros ,hombres que dellos possauan en
casa del Factor,
qu~
serian hasta treynta. Desque
1
Vi orrey supo esta fu:=;a, de puro coraje y enojo.
qu ria reuentar, mayormente quando entendio que
lo ma eran de casa del Factor, ·y los tres sobri–
no su os, que los tenia por muy sospecho os, y lo
otros uian sido de casa de Pedro Martin de Cici–
lia ,a qui n tambien tenia por so pechoso; y mu-
ho de tos huydos biuian fuera de la ce rca como
queda dicho. No auia hombre tan ossado en e ta
hor que se atreuie se a poner e delante del iso