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dellos lo que era, y a que fin se tocaua al arma,
mas de que entre los soldados auia grandes sospe–
chas y muchas adeuinan<;as, que unos dezian vrta
cosa y otros -dezian otra. El Visorrey, desque supo
que toda la caualleria
y
la ynfanteria estauan a
las puei-tas
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se vino de ,arriba abaxo, armad? de
todas armas y cauallero en vn buen cauaJlo que le
tenian al pie de la escalera, y salió fuer.a a uer la
gente que se auia ajuntado. Como hazia noche es–
cura preguntó a bulto si estaua alli el Factor, y
como
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respondia fuele dicho como no era veni–
do, de lo qual se resabio mucho del y mando luego
al Maestro de campo Diego de Vrbina lo fuesse a
llamar, } en el entretanto se estuuo alli vn rato
hablando con los capitanes, quexandosse de los
que se auian huydo, y de all{ ·se subio arriba. Al
tiempo que se tornó arriba le siguieron los capita–
nes Juan Velasquez Vela Nuñez, Pablo de Mene–
ses, Diego Aluarez Cueto, Geronimo de la Serna,
Martin de Robles, Pedro de
Castro~
Alonso Perez
de Esquiuel, Nicolas de Heredia y Alonso de Ca–
ceres, con otros caualleros. Estando arriba en su
apossento se
comen~ó
de quexar brauamente del
Factor Guillen Juarez de Carauajal, diziendo de
como en todo y por todo le era muy contrario en
todas las cosas que conuenian al seruicio de Su
Magestad, y que le era traydor, pues auia embia–
do a sus tres sobrinos los Carauajales al tirano de
Gorn;alo Pi<;arro con auisos y otros recaudos de
lo que el hazia por acá. No obstante esto se quexó
de muchos hombres que le auian sido siempre
.auiessos y muy contrarios, y que en ellos no auia