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dado por lo que auia seruido en la tierra a Su Ma–
gesta~.
Oydas por el tirano las destrezas y mane- '
ras deste hombre, que lo conoscia bien, lo embió
a llamar, el qual venido, despues de le auer ha–
blado en algunas cosas,, le encargó muy de veras
que tuuiesse por bien de tomar el officio y cargo
de Maestro de camp<?, para que por su parescer e
yndustria Se rigiesse todo el exéFcito, porque en
ello le daría g-r_an contento y grandissimo plazer a
todos lós capitanes
y
hombres principales que le
pedian. Francisco de Ca.rauajal comern;o con pa–
labras de gran comedimiento de no
qu~rer
tomar
ni
aceptar el carg·o, escµsandosse de todo ello en
g-ran manera, diziendo que era viejo, pqdrido,
_coxo y enfermo y muy pessádo, y que no lo sabría
vssar hi e:x:ercer con la pessadurribre de su ve1ez.
Y que era mucho mejor que lo tuuiesse el capitan
Alonso de Toro, o si no que se diesse el carg-o a
vn cauallerÓ de los que aÚi estauan ·présentes, ,
que lo sabriá hazer
y
regir mejor que no el; y assi
dixo otras cosas 'de buena criarn;a, teniendo siem–
pre el sombrero en la mano y pidiendo perdon. No
le aprouecharon nada todas estas escusas
y
peren–
torias, porque .fue muy ymportunado de Gorn;alo
Pic;,arro y de Alonso de Toro
y
de los dentas capi–
tanes
y
hombres princ;ipales que alli estauan, para
que lo aceptasse, auiendo en ellomuchas réplicas,
mas al cabo y al fin lo vino aceptar, con deínostra ·
cion que le pessaua
d~
tomar el cargo. Aceptado,
pues, el cargo, le fue tomado juramento en forma
deuida que vssaria bien
y
fielmente del officio de
Maestro de campo y miraria por el exercito y no
G.
DE SANTA CLARA.-IT.-I.
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