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nos d.e tan crue les y soberuios tiranos; y assi le di–
xeron otra s muchas co as. El Visorrey
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oyendo
estos dos parescercs, determinó d e toma r el pri–
mero,
[y]
aunque ·t enia gran desseo d e dar batalla
al enemigo en campo llano, no le dexaron los
en–
fermos y mal yntencionados, y assi hordenó de
...
-
..-\
aguardar a l enemigo rebe lde dentro de la cibdad,
la
qua~-
mandó
cer~ar d~sta
S'ue;te y
m~~
Pri–
meramente, que todas las calles que es tauan cer–
canas a la plac;a se atajassen de vna gruessa
¿y.–
cha par ea
de
a ooes
y
lodo, y enciñ1«1 de-cada pa–
red se hizo vn antepecho alto
y
fuerte, con sus
troneras, para donde los arcabuzeros estuuiessen
puestos y desde allí tirassen. Y ten, en algunas des–
tas cercas dexó vnos portillos angostos quanto pu–
diesse caber' n hombre de a cauallo, para que sa–
liessen o entrassen los que estauan apossentados
fuera destos a tajos y cercas; y la calle
ql! ~ ~~le
pa~-
la.cibdad
d~ Tru~lo
mandó cerrar fuerte–
mente a piedra y lodo, d ex_?lndo vn repecho eiki–
ma de la pared, para los a rcabuzeros, y en todas
es~as
cercas hizo hazer vnas escaleras de adobes
por
dond~
subiessen los
arcabuz~ros.
Y por las ca–
sas y esquinas que se contenían las cercas, como
fueron las del factor Guillen Juarez
de
Carauajal,
las del Obispo Don fray G eronimo de Loaysa, las
de Doña Maria de Escobar, Francisco de Leon,
Alonso
Pa~omino,
Francisco de Ampuero, Juan de
Montenegro y las del Contador Alonso de Cace–
res, con otras que auia a la redonda, mandó hazer
muchas troneras para dañar por alli a los enemi–
gos que anduuiessen por las callés corriende>. De-