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días que dieron fue para 'suplir la
faltft
de los yn–
dio~,
que no los tenian. Los yndios.lleuaron la
ar~
tilleria acuestas, atadas en vnas varas largas, y
lJeuaron la ropa del tirano
y
la de sus capitanes,
y
las tristes yndias se repartieron entre los soldados,
a las quales
~aron
cem demasiadas cargas, que
,
la carga que lleuauan dos yndios se hizo vna para
que la- lleuassé la miserable yndia. Para mi tengQ
creydo que escaparnn pocos destos yndios, princi–
palmente las ynd.ias, que muchas dellas estauan
preñadas, con el gran trabaxo y pesso de las car–
gas y cansancio del largo camjno, porque las lle–
uaron hasta la prouincia de jauxa, ques tierra
muy caliénte
y
muy contraria a sus complissiones
y ·calidades. Muchas destas yndias malparieron en
el camino, y assi como yuan _enfermas y paridas
las lleua-ron cargadas, sin mirar el mal que tenían,
y assi murieron algunas dellas y las dexaron alli
' sin sepuitallas, que muchas dellas aun no eran
xpfana.s. ¡O
~ruelc~ad
_tan
~-rande
y
t_~n
terrible!; )
remed1elo Dios nuestro Señor, y el Rey, pues que
pueden. :Mientras se recogían los yndios se detuuo
en este pueblo el tirano mas de doze dias, y en este.
ynte1~
llegó allí el capitan
Lor~~~
de
_A~ana
con
cierto mensaje de los quatto Oydores de la Real
Audiencfa qe la cibdad
q~
Lima. Tambien
llega–
ron a esta sazon,
tt~as
Lorenzo de Aldana, Don An–
tonio de Ribera
y
el Contador general Agustín de–
<;arat~.,
los quales fueron embiados por los-Oydo–
~es,
que clerigo ninguno quiso ·yr allá porque no
les acontesciesse lo que al Padre Loaysa, y lo que
passaron los·mensajeros con el tirano,
y
de lo que .,
.
'.