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a v. s., y aun osso afirmar que los vezinos y sol–
dados que estan con el tirano de Gon<;alo Pic;arro
se vernán tambien, sino que tienen gran rezelo y
miedo, segun se dize, de las hordenanc;as y pala–
bras de v. s.
Queriendo Antoño Solar proseguir con su pla–
tica, el Visorrey no le dexó, antes arremetio a el
con gran furia y le tomó por los cabec;ones, dan–
dole de baybenes, diziendole a grandes
vo~es
con
el enojo que tenia: ¡O traydor, enemigo de Dios y
de Su Magestadl ¿que es
possibl~
que os atreuistes
a dezir·en mi presencia tan desuergonc;adamente
tales trayciones
y
vellaquerias? veamos quien
será el traydor que sea tan ossado a tomar armas
para acometer tan gran maldad contra su Rey y
Señor natural. ¿Soysl por · ventura vos? ¿O ay al·
guno en esta cibdad que lo quiera hazer? dezid'me
nombradamente quien son, y los que no quieren
obedescer lo que Su Magestad manda, ni a mis
mandamientos. Dezid porque causa aueis alabado
en mi presencia a los vagabundos que destruyen
la tierra, que si estos no uviera en ella nunca el
traydor de Gonc;alo Pic;arro se al<;ara contra Su
Magestad, sino que el y los demas se vinieran a
mi atadas las manos, y se hiziera lo que soy obli–
gado a cumplir. Antoño Solar, queriendo respon–
der, no le dexó el Visorrey, antes desenuaynó la
dag·a para le
d~r
de puñaladas; los caualleros que
estauan presentes se fueron a el y con presteza se
pussieron de por medio porque no lo matasse.
Juan Velasquez Vela Nuñez y Diego Aluarez
Cueto, con otros caualleros que presentes se ha-