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IJE LA RE OL CION DE INGLATERRA .

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bo llegado

á

York en abril de i639. Pasó allá con e traordinaria pom–

pa, infatuado con el irresistible ascendiente de la magestad real, creyen–

do que ba taria desarrollarla para hacer entrar á los rebeldes en su

deber.

Al parecer para oponer otro llamamiento al que habían hecho á los

inglese los escoceses, hizo uno intimando á la nobleza de su r.eino, segun

o tumbre fe udal , que pasase á prestarle el servipio que le debía. Los

lores

y

un sin número de gentil-bombres acudieron

á

Yorl como

á

una

fiesta. La ciudad y su campiña ofrecían el aspecto de una córte

y

de un

torneo, ante que el de un ejército dispue to á la lucha. Envanecíase

Cárlo con tal aparato , y sin embargo, solo reinaba alrededor su o la

intriga, el desórden y la indisciplina. Los escoceses de la frontera tenían

relaciones·familiares con sus soldados ; quiso el rey exigi r de sus mag–

nate el juramento de no tener relacion ninguna con los rebeldes; se ne–

garon

á

ello lord Brook y lord ay, y Cárlos solo

~e

atrevió

á

prescribir–

les que se alejasen. Lord Holland entró en territorio e cocés; pero al ver

el cuerpo de tropas que Lesly babia di puesto con arte, que juzgó equi–

vo adamente el conde ser superior al suyo, se retiró precipitadamente.

Generales y soldados, todos vacilaban en arrojarse

á

una guerra antina–

cional. Bien informados los escoceses se prevalieron de e ta co untura.

Escribieron á los generales del ejército, lord Essex, lord Arundel y lorJ

Bolland, modesta y lisongeramente, confiando en los humanos sentimien–

to de los !ore y del pueblo ingles, y rogándoles que interviniesen paru

que el rey les hicie:e justicia y les volviese

á

su gracia.

_ poco, seguros del apoyo, se dirigieron respetuosamente al rey ,

aunque in abandonar

su~

pretensiones. Este andaba acilante, y estaba

tan di puesto á cansarse de los obstáculos como ciego baLia sido en pre–

verlos. Abriéronse conferencias; el rey se mo tró alti vo, pero deseoso de

poner fin á todo ; los escoceses aferrados, pero con moderacion. e dili

por satisfecho el orgullo del primero con el acatamiento de los segundo ,

el '1 de junio de '1639, por con ejo, segun se dice, del mismo Laurl,

aterrado á vista del rie go, se concluyó en Berwick una pacificacion n

que se prescribía la dísolucionde ambo ejércitos

y

la próxima con ocacion

de un sino o de un parlamenlo escocés; pero no se firmó ningun tra–

tado en que clara conci amente hubie en quedado cortadas las diferen-

ias que su citaron la guerra.

olo estaba, pue , paralizada;

y

lo pre entian asi los dos bandos.

Los escoce e. , al licenciar sus tropas, conservaron una parte de sueluo

á