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HISTOIUA

ses al rey de Francia, se estendió sobre su traicion, anunció la guerra

y

pidió subsidios. Los representantes hicieron poco

ca.so

de la carta, mi–

l'ándola como un incidente nada importante en vista de lo grandes inte-

1·eses que debia ventilar, lo que ofendió al rey , por la frialdad conque

eran recibida las injuria que se

l~

hacian. Por ¡;u parte e quejaba la.

cámara de la falta de respeto y de etiqueta el dia en que su pre idente se

presentó al re . La córte, despues de once año trascurridos in parla–

mento, no se avenia á ello; la cámara, á pe ar de su intenciones pa-

ífica~ ,

se babia revestido en" estmin ter de todo el orgullo de un poder

tan~Q

tiempo desconocido

solo acatado por la necesidad. Pronto se

animaron los debates. El

rey

queria que la cámara otase los subsidios

antes de meter e en derecho , prometiendo oir de pues con. bene olencia

us peti iones.

Ilubo largas discusiones, mas no violentas, si bien que las sesiones

se animaban y prolongaban ma de lo aco tumbrado. Algunas palabras

ama1·gas de miembros poco conocidos fueron reprimidas al momento, y.

e aplaudieron los discur o de varios adicto á Ja corona

y

aprnciados

uel públi o. Con todo esto la cámara se aferró en tratar antes de los de–

rechos que de los subsiuios. En vano e dijo que la guerra in taba; lo

que menos le importaba era la guerra; sin embargo lo disimulaban por

re pelo al rey. Cárlo acudió á la intervencion de la Cámara de los Pa–

re·, lo- cuate volaron que

á

su parecer debian ser an.tés lo subsidios, y

pidieron una conferenciacon lo representantes del pueblo para invitarlo

á.

·llo. Aceptáronla esto , pero votaron

á

su vez volviendo

á

su ámara, que

la deliberacion de los parn atentaba á sus privilegios, pue to que no le.

incumbia

ocupar~e

de los subsidios antes que ellos los hubiesenarreglado .

Los exaltado Pym, Hampden, aint-John, se prevalieron de e ta coyun–

tura para axilar la cámara, uya intenciones eran ma moderadas de lo

que convenia

á

su prin ipios

á

susituacion, no obstante que ya se agi–

taba impaciente conteniéndo e, pero decidida

á

sostener us derecho .

Tra curria el tiempo, y el rey empezaba

á

decir que e te parlamento se–

ria tan intratable como lo anteriore . Irritado ya, envió

á

él un men-

aje, diciendo que si e le concedia'n doce subsidios pagaderos en tres

años, e obligaba

á

no percibir en adelante el de lo buques mas que

á

di crecion del parlamento. La suma pareció enorme ; equivale, de ian,

á

pedir todo el dinero del reino.

No bastaba tampoco que el rey renun ia e al sub idio de lo buque ;

ra preciso que e declarase

' U

ilegitimidad pa ada y futura. in embar-