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HI TOl\IA
trandolo poco conforme con lo rito. de la igle ia anglicana. P rmilia
no obstante el marqués de Hamilton levantar en E cocía un cue1·po de
sei mil hombre para combatir
á
u cabeza bajo la banderas de Gu
ta–
vo Adolfo, in prever que volverian po e:do de Jo
entimientos
y
creen–
cia de lo mi mos puritano pro arito por aquella igle ia. La fe de
Cárlo para con la 'religion reformada, obra de Enrique VIII é Isabel
era incera,
y
con todo , bi n fue e por 'ternura
á
su po a, bien por
e plritu de moderacion ·de justicia ó·por in tinto do absoluli mo, on–
cedia con frecuencia
á
lo calóli o , no olo una libertad entonce ilegal,
sino un favor ca i decidido. El ;frzobispo Laud, tan incer como n due–
ño, e cribia contra la córle de Roma, predicaba contra el ullo de la ca–
pilla do la reina
y
al propio tiempo s demo traba tan favorable al .
i
tema
de la igle ia romana, que el papa le hizo ofrecer el apelo (ago to 1 55).
Igual incertidumbre
é
incoo. cu ncia
e haba do v r en los nego ios
ivile . o se recono ia ningun de ignio firme, ningun impul o poderoso.
Brillaba con fau to el de poli mo, d minaba
á
vece on rigor; prro
para cimenlarlo ora preci o ma 01· e fu rzo
p r ev ran ia : ni 'quiera
pen aron en semejante cosa,
y
a
i
pu de decii' e qu n hub proporcion
entre u mcldios u a pira iones. El le oro ra admini tracio on órden
probidad; el monarca no podía ser ta had de pródigo :
á
p sar <le
e olo embarazo pecuniarios eran lo mi mo que i hubi .e habido pr -
digalidad
y
dilapidaciones : del mi mo modo que árlo había rehu ad
con allí ez ceder al parlamento para obtener ub idio , a i tambien hu–
biera tenido
á
mengua reducir su ga to al niv 1 d us ronlas (1). •1
e plendor del trono, lo regocijo , la antigua o lumbr d la orona,
eran
á
u ver condiciones, derecho ,
y
ca
i
debere d la mooarqula:
fr •-
uentemeote ignoraba lo abusos, otra ece abiéndolo no tenia valor
para reformarlo . i fue que, aunque por la paz e vió libre de lodo gasto
e traordinario, no pudo cubrir las nece idade de su gobieruo. Pro pernba
el comercio ingles, la marina mercante, cada día mas numero a activa,
oLicitaba la proteccion de
Já
armada. Promellala árlos con confianza ,
y
aun hacia de tiempo en tiempo algun e fuerzo olemno para
cumpli~
su
palabra; pero omunmente fallaban e colla para los con o
1
e , aparej .
para lo buque ,
y
sueldo para lo marino . Lo piratas berb ri co pasa–
ban al canal de la Ian ha ha ta el de 'an Jorge, ínfe tando la
(t) Lo
a to de la ca a real e ltabian aumentado ha la 0,000 libra
ler-
li11a .