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166

111 TOnl

lantado del Oeste al E te, lord Newcastle, vencedor en el condado de

1ork, habria pa.ado del Norte al ud, reuniéndo e dos grandes ejércitos

rcali ta junto

á

la capital. e pues de la torna de Bristol, e apresuró

Cárlo

á

enviar un m n ajero

á

lord ewcastle para la ejecucion de aquel

plan. Pero los magnates realista no eran muy dócile ,. habían recibido

del monarca una corni ion y no un poder, y contento con sostener su

cau a alll donde tenían inOuencia, no e tabanmu di puesto

á

mudar de

' na en su corr rias. ewca tle, altivo, magnífico, amigo de la pom–

p ma no de la fatiga y las cootradícaione , y rodeado de una córle l\via–

na agradable, no quiso hacer un papel o curo n Oxford, ni confundir

u

j

rcito con el del rey para e lar

á

la órdenes de un príncipe tan

~ro

ero como era Roberto. Despue de haber e cuchado las propo icione

uel man ajero Warwik :

<<

Ie

acuerdo, dijo, de la hi toria del rebelde

irland Tyrone hecho prisionero por el. irey Mountjoy y pre entado

á

la reina I abel.

1

ver el irlandé en lo salone de Whitehall el poco ca o

que bacian del virey,

y

que e te tenia que e perar como lo demás que

. presentase la reina , e volvió

á

uno de su compatriotas y le dijo :–

Jo

humilla en estr moque me haya hecho pri ionero un hombre que me

parecía podero o y al que veo ahora confuncliuo con la muchedumbre

aguardando

á

que pase una rnujer.-Por mi parte, no puedo dejar el

ondado de York ha

la

que Bull no ea nue tro.1>

Warwik trasmitió temensaje al rey, que no. e atre

á

quejar e.

Algunos le acon ajaban todavia que e dirigie e obre Lóndre , la _reina

entre llos, pero

á

árlo le gu taban m4 poco la empre a aventu–

radas, menos por temor del peligro que por no omprometer u dignidad.

Muy presente tenia la campaña del año anterior, en que le fue preci o

retroced r. Iuchos oficiala opinaban por el itio d loce ter, uno de–

sintere adamante, y otro con la e paranza de un ri o botin ; el coronel

L gg se anagloriaba de tener relaciones que le serian .mu útiles con el

gobernador de la plaza. El roy e de idió por fin , y

1

10

de ago to, u

jército, mandado por

1

mi mo, ocupó la colina que

domina~

la pobla–

cion, defendida olam nte por

1,500

hombr y u habitantes. Al punto

intimó la rendicion, dando dos horas para r ponder. Antes de que

hubiesen tra ourrido e pre anta.ron do diputados de Glo e ter, flaco ,

pálidos, ra ados lo cabello

y

vestido de n gro :

c1

Llevamo , dijeron,

una re pue ta de la piadosa ciudad de looe ter.

n

Fu ron conducido

delante de . M. y la leyeron :

<<

osotro , habitante , magi trado , ofi–

ciales

y

soldados de Glocester, damo al man-aje de V. M. la re petuo a