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DE LA REVOL ·c101 DE 1ºGLATEIUlA.

i6

Del

rey y de sus hijo

1>

repu o

~iartyn

sin vacilar : osadfa inaudita,

y

qne estaba lejos de poder sostener el partido que la proferia. No llega–

ban noticia de Escocia, y ha ta se ignoraba si babian podidÓ

des~mbar·ar lo comisionados. Temiase continuamente que el re

marcba~e

sobre

Lóndres, ó que

bubi~se

sitiado

á

Gloce ter, única plaza que le quedaba

al parlamento al Oeste del reino, y que impidiendo las comunicacione

de los realistas del Sudoeste y del Nordeste, no le dejaba obrar de

concierto.

Las pasiones cedieron

á

los peligros, y los partidos comprendieron

con claridad su situacion. Ni uno ni otro era bastante fuerte para dar un

golpe de muerte

á

su contrario, y hacer despues con ventaja la

gu~rra

ó

la paz. Asi fue que en vez de bu car su salud, lo moderados en su debi–

lidad

y

los exaltados en su frenesí, comprendi.eron lo primeros que antes

<le tratar era necesario vencer, .YJos segundos que para vencer debian

ellos someterse y sus contrarios mandar. uspendióse pues toda descon–

fianza

y

ambician. Pasó al lado de Essex una comision de la que alguno

miembros eran ardorosos partidarios de la guerra, y le informó de las

medidas que e acababan de tomar para el aumento

y

con ervacion de

u ejército; se le preguntó despues si necesitaba mas todavía,

Y.se

puso

en sus manos la suerte de la patria, con la mas brillantes muestras de

confianza del parlamento.

Por su parte el copde y sus amigos se dedicaron

á

la guerra con el·

may~r

ahinco; Hollis, que babia pedido un pasaporte para retirarse al

continente·con su familia, desistió de este proyecto : en todas partes es–

taban al frente de ·los preparativos, de los esfuerzos y sacrificios los mas

cuerdos, mientras sus fogosos contrarios los secundaban silenciosamente.

Hasta tal punto llegó su firme resolucion de sacrificarse por la armonía,

que permitieron el encarcelamiento y esclusion de Enrique Martyn. Tan

sabia conducta tuvo sus resultados. 1ientras que Waller

y

íancbester

formaban cada uno por su parte un ejército de reserva, tuvo lugar rápi–

damente el aumento y abastecimiento del de Essex, único que podia en–

trar prontamente en campaña; se le agregaron voluntariamente

cual.ro

regimientos de la milicia de Lóndres, y el 24 de agosto, despues de una

gran revista, partió el conde

á

la cabeza de

14,000

hombres, para·

acudlr al socorro de Glocester, úya plaza hacia quince dias que estaba

estrechamente bloqueada por el rey.

Bien hubiera querido árlos probar un golpe sobre Lóndre , y para

ello se babia formado

ya

un plan seguro. Mientras que

1

se hubiera ade-