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HISTORIA
•
permanecia en buen órden en el campo. En vano Cárlos
y
su sobrino
probaron reformar los escuadrones para dar una nueva carg·a ; babian
vuelto esto en tan completo desórden que en vano se buscaban mútua–
mente oficiales y soldados : además muchos caballos caían de cansancio :
\ nada pudo obtenerse.
1\.mbo
ej ército~
pasa1;on la noche en el campo de batalla, ambos
inquietos por el dia siguiente
y
atribuyéndose la victoria. El parlamento
había perdido mas 8oldados, y el rey mas oficiales
y
j_efes distinguidos.
Al amanecer Cárlos reQorrió su campamento; faltaba un terció de infan–
tería y muchos caballeros, no porque hubiesen perecido todo , sino
porque el frío, la falta de viveres
y
el terror del primer choque babian
disper ado
á
muchos voluntarios. Para continuar librero nte su camino
sobre Lóndres, queria el rey trabar una nueva refriega ; pero pronto
conoció que era escusado intentarlo. Agitáta e la mi ma cuestion en el
ampo enemigo; Hampden, Hollis , tapleton,
y
la roa
1
or parte de lo
oficiales, jefes de milicia y representante del pueblo, onjuraban áEssex
á
que de r;uevo atacase : <(El rey, decian, no p_uede resi Lir ; nos han
llegado tre regimiento de refuerzo,
y
caerá en nuestra manos : solo la
rápida conclusion de la guerra puede dar .fin
á
los male que amenaza11
al país y al parlamento.
i>
Pero los militare de profesion, educados en la
guerras del continente, negaron su a entimiento; á su parecer era bas–
tante este gl01;io o combate dado co.n reclutas ; Lúndres se babia salvado;
Ja accion había sido sangrienta, y los oldado , novicio todavía estaban
tri te : era pues preci o irlos acostunmbrado á la guerra. Hablaban con
autoridad ,
y
E sex adoptó su onsejo, tra ladando su cuartel general
ú
Warwick, pero no dejando por eso de atender á lo movimiento del
ejército real. Alguno días de$pues se adelantó el rey hasta Oxford , una
de las populosas ciudades mas adicta á su cau a.
En Lóndres como en Oxford se cantóun
Te-deum,
pue el parlamen–
to., decian su amigos, ha obtenido una gran ventaja ·con una pequeña
victoria. Pero el ejército de árlos, mas cercano á la capital que el de
Es ex, se esparcia por el país, y volvian
á
reunirse con la esperanza del
¡Jillaje sus desertore . Abrianle la puerta sin disparar un tiro ·1a pla–
zas que se creian mas seguras; la guarnicion
de
Reading, mandada p,or
Enrique Martyn, amigo de Cromwell, huyó vergonzo amente al a er–
carse alguno e uadrones, y allí
e
tableció el rey su c:iartel general. El
principeRoberto llevabasus correrías hasta: las inmediacione deLóndi:es.
Alarmábase esta ciudad,
y
en la cámara alta se oian a mocione
p~
í-