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losófic@, ·per
donde·filuya,
tiene siem·
pre por prin·cipal fuente, una necesi–
dad ávtds,
noa
opinión
sec"eta,
una
acntnulacióo de profnndos y podero–
sos.deseos
á
los cuales, dá la teoria una
salida, un escape.» (167]
A las
ideas republicanas,
á
los
mi–
gicos sentimientos de alibertad, igual–
dad
y
fraternidad»
los monárquistas
solo
OJ>onian
una
argumentación
muy
debil que era facilmente refutada por
sos
COD·tlrario~.
(1G8]
167 Taioe Les orgines de la Franoe con·
temporaine,
La
revolution, tome
II, Pa·
ris
1
90
1
pagines 24-5
• . ·1
8 Por otra parte el pueblo recordaba
con
ave~
i6n la doctrina monárquica que
en los
tUtimo~
atlGs habian propagado 1os
eep1Lfi.oles. Aai en la
((InJStrucció n obre
las
obl<igacion mtltt
prrina.ipalR
q'u,e
un
va
a·
llo d b
.
u
Rey
y
seüor))
por Fray Jo
Antonio de an lberto, se lee que aun–
que el •R
y
uese malo• se le debe uhon·
r r, amarlo, temerlo, re, oetarlo, asistirlo;
·obede erle,
y
guudarle fidelidad».; que el
enojo del
~y
oes
como el rujido del León
qne e p
ntan¡
que u indignación •e pre
ur or de Ja muertt:
»
etc.
(pi
b
,
1 de
la ter era edición impre a n Lima en
1 l ]
Tod l e ri&dicos de la ·poca, salvo
un ue_otro El Lo uero», El
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