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cfo de nuestros derechos, no hemos
sabido más que obedecer! Un
trono
en
el Perú"' seria
sea.somás despótico que
en Asia,
y
a.sentada Ja paz se disputa·
rlau los mandatarios Ja palma de la
tiranfa»~«Las
costumbres!
«¡,Y la ci .
vi lización.•.......
..
f,,
¡qué
desgraciados
somos los peruanos!
Después
de pocos,
malos y tiontos ... .-.. el estar,
como
ne·
eiamente se presume, los peruanos en
la primera grada de la escala de la
cfvilfzación no es motivo para
aho–
garnos con la real coyunda.
¡
Pt)r
cier ·
to, que ella nos adelantará mucho.... ..
.. ... . !»-«La
población del
Perú no
corresponde
á
su extensión:
sos
cos–
tnm
bres y ci.-ilización son el resulta ·
do de
la
conquist~:
luego
pongamos
rey. Oonse"uencia mezquina y
abso–
Jnt smen
te disconforme con
las
bene·
ficentf
si mas
mi
ras
q
ne
merece el
país.·
..... . .. .«Al
declararse
independiente
el
Perú, no se propuso sólo el acto ma–
terial de no pertenecer
ya
á
la que
·fné
su metrópoli, ni de decir
alta voce:
ya
soy independiente; seria pueril
tal
contentamiento.
Lo
que quiso, y lo
que qnierf>,
(lS:
que
esa
pequefia
po–
blación se
centuplique:
que esas coa·
tambres se
descolonicen:
que esa ilus–
t ración
toqu~
su
rnáximun ;
y
que al
concureo simultáneo de estos medroEI,