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bres
trabajar
oficiosamente por
el
bien
de los demás. Ni los mandoIJes, ni los
súbditos saben gobernarse sino á
la
usanza de los espanoles. · Las nuevas
instituciones se f'jecutan á medias por
mutuas resistencias, 6 se anulan del
todo, por qne no· halla apoyo su cnm·
plimiento en
los
ILh~mos
interesados.))
«Todavía más: no se conore en nues·
tras
gentes el espíritu
nacion~J,
que es
el fomento
podero~o
del
amor patrio,y
el nombre de
Peruano
apenas tiene en
el
vulgo un vago
é
indiferente signi·
fic~do.
»
«&Será posible desterrar
de~de
luego la
i,qnorancia comu,n de nu,estros pueblos,
y
fornia1· en ellos virtudes, para que inme·
cliatamente reciban
y
ejecuten sin tropie·
zo las leyes .de
im
estado repvblicanoh.-
ll
14].
. .
¡Y el remedio que él proponia
y
ce·
lebraba
era
la
constit,ución bolivianat
En el discurso está planteado.y re·
suelt.o el problema definitivamente.
«El Perú, centro
del
Gobierne espa·
fiol
y
del antiguo imperio incáico, se
retuerce aún oprimido
por
las
fuertes
ataduras rie la
herencia
histórica,
de
Ja
herencia
física
y
del
actual
medio .
174
La.~o
(B.), Exposición al Congreso,
Lima., 1826,
pág'1..
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