gros,
y
sosteniendo que no q nería otra co.
sa s1110. sus negros.
Pedida vista al fiscal, que
á
1a sazón
lo era el licenciado L eón éste la dá seca
y
contundente por demás; pues se limita á
exponer que cces bastante para pleitos y
trampas",
y
fi_rma.
En
diversos expedien–
tes que se conservan tanto en el Archivo
como en la Biblioteca Nacional, he teni–
do ocasión de ver estos archisalomóni–
cos autos del licenciado León.
Viene después un auto de la Audien–
cia sometiendo
á
prueba la causa por tér–
uiino de veintidós días, para qne
durant~
él prueben las partes l.o dicho
y
alegado en
el curso del proceso.
La primera probanza es la de Ramí–
rez Zegarra que consiste en una informa–
cíón de. cinco testigos, de los cuales el pri–
mero es Gimeno Torres, quien declara qN.e
estaba en la Barranca,
á
donde había ido
en compañía tle Ramírez c:n servicio dei
Rey-·probab1emente en la comisión que le
e11comendara el Marqués de Cañete, que
diré más abajo-vió cómo Ramírez dió al
capitán Solar nn caballo de muy buen pa–
recer, en cambio de cuatro piezas de escla–
vos que Sola_r ofreció entregar en llegando
á
la ciudad de los Reyes.
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