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La Guerra de Quito.
nando de Várgas, Rodrigo Núñez de Prado y otros,
entre los cuales iba fray Esidro
(a)
de la órden de los
dominicos, que s lia por mandado del reverendísimo
don Jerónimo de Loaisa, obispo de Los R eyes. Y de–
jando ir caminando á los que digo, volveremos
á
Blasco Núñez, que despues de haber hecho en la cibdad
de Sant Miguel y sus términos lo que contamos en el .
capítulo precedente, determinó de se par tir para Tru–
jillo, y ansí, acom añado de los suyos, salió de aquella
cibdad.
El factor con los que salieron de Los Reyes andu–
vieron hasta que llegaron
á
unos aposentos que se nom–
bran de las Perdices
(b),
que están diez leguas de Los
Reyes, con voluntad de no parar hasta encontrarse
con el visorey; y vieron venir
á
gran priesa un espa–
ñol,
el
cual, llegado junto
á
el~os,
supieron llamarse
Ochoa, y dijo venia con ·despachos del visorey para
el
cabildp de Los Reyes
y
el
gobernador Vaca de Cas–
tro, lo cual era verdad, porque el visorey lo envió .
desde el camino. E l factor Yllan X uárez de Carva- ·
jal,
y
el capitan Diego de Agüero,
com?
regidores,
y
Juan de Barbarán, como procurador, abrieron el
(a) De
San Vicente. H errera le llama Egidio.
(b)
El nombre indi no de estos aposento
ó
tanfbo
era
Llachu
ó ·
Lla–
chay;
pero los primeros españole que fueron con Remando Pizarro y el
veed.orM iguel E tete desde Caxamarca
á
P achacámac, le llamaron el
tambo de las Perdices, por las mur has de aquella tie:ra
(Nothura)
que los.
¡ndios tenian enjauladas en sus casas; probablemente en calidad de
ma--–
cht.ec,guaca
ó
cosa sagrada, pues aquella galinácea era entre los yuncas
ó.
habitante de la costa peruana pájaro agorero.