Capitulo
17
apoderado en el reyno; pero jamás quiso tomar en este
ca~o
parescer, por donde me parece que Dios, por los
pecados grandes de los hombres que vivían en Perú,
fué servido qµe se g uiase desta maRera, para despues
castigallos con su poderosa justicia; porque cierto la
soberbia dellos
y
su gran soltura
y
disoluciones de al–
gunos en pecar públicamente, merescian que Dios los
hiriese con su mano, y que por la graveza de sus pe–
cados tan grandes, pasasen por las calamidades y tra- · .
bajos excesivos que por ellos vino. El visorey respon–
día lo que siempre: que habia de hacer lo que el Rey
le mandase, aunque supiese perder la vida.
· En Túmbez estuvo quince días entendiendo en estos
proveimientos, los cuales pasados, determinó de salir
de allí y partirse para la cibdad de Sant .Miguel; é por
sus jornadas anduvo hasta llegar
á
aquella cibdad,
á
donde fué rescibido alegremente,
á
lo que mostraban
en lo público, no embargante que lo interior de sus
ánimos verdaderamente
á
todos pesaba de verlo, por
traer las leyes. Mas al fin fué rescibido por visorey,
y
luégo entendió ·en la .ejecucion de las ordenanzas,
mandando tomar copia de los repartimientos que había
en los términos de Sant Miguel, preguntando
á
los ca–
ciques lo que daban y
á
los encomenderos lo que reci–
bían, para conforme
á
esto tasar los tributos que ha–
bian de dar
~_ los
principales; y
á
los indios naturales '
hacia entender . como S. · M. era
s~rvido
que fuesen
libres
y
tratados como subdictos
(sic)
vasallos suyos.
Los del cabildo de
aquell~
cibdad, viendo al visorey
como ejecutaba las ordenanzas, suplicáronle · con toda
2