La Guerra de Quito.
favor en lo que les mandase . A lo cual dicen que Vaca
de Castro les respondió como quien entendia cuán
mutables eran las voluntades de los hombres del Perú
y
cuán inconstantes, y que para hacer sus hechos de–
sean tener cabeza á quien despues, saliéndose ellos
á fuera, echen la culpa de. lo que subcediese. Y en
esto no se engañaba Vaca de Castro, porque los que
mueven sediciones é pendencias locas y guerras colo–
readas con justificaciones, tomando cabdillo y quien
tome la voz del nego ---io, aunque ellos le sean cómpli–
ces en la demanda, cuando ven tiempo, sálense á fuera,
publicando conciencia y afirmando con grandes jura–
mentos que por fuer za sirvieron al tiranó,
y
alegan
otras
coSa.s
que al fin les vale.
·
Entendiendo esto Vaca de Castro, les respondió, que
habia tenido la provinci a á su cargo por mandado del
Rey, y que no haria otra cosa que irse á la cibdad de
Los Reyes á aguardar al que por mandado de S. M .
venia por visorey. Y diciendp esto, mandó al secretario
Pero López que aderezase las escrituras
y
testimonios,
porque queria luégo salir del Cuzco.
Quieren algunos decir, y aun hombres de vista me
lo han á mí afirmado, que el gobernador Vaca de Cas–
tro escribió
á
Gonzalo Pizarra que viniese con toda
presteza
y
se mostrase procurador del reyno y su defen–
sor,
y
que casándose con una hija suya, él iria á España
á negociar la gobernacion:del Nuevo Toledo para él,
y
otras cosas, persuadiéndole á que se moviese á ello .
Estando yo en la cibdad de Los R eyes, me dijo e.ion
Antonio de Ribera, que entre las cartas que Gonzalo