Capí tu/o II.
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sándole de que ' el
vi~orey
dijese que luégo había de
ejecutar las nuevas leyes, par.esciéndole que no era cor–
dura hablar sobre cosa que tan enojosa era de oir
á
todos, y entrándose á
donde.elvisorey estaba, le dijo:
que oyendo las cosas que oia sobre lo tocante á las
ordenanzas, le parescia que para entender cómo se ha–
bían de ejecutar, que era cosa decente
p.orentónces no
hablar en ellas nada, ántes las debia echar en el fondon
de una caja, fasta verse en la tierra del Perú,
y
enten–
der si se podian cómodamente ejecutar. Y á esto
y
á
lo que le dijeron los oidores Cepeda, Alvarez, Tejada,
respondió: quél se entendía y haria lo que le paresciese.
Y porque el contador Juan de Cáceres le afirmaba que
por la noticia que tenia de la gente
~el
Perú, colegia
que si luégo mandaba ejecutar las ordenanzas, se por–
nia!l en arma, ántes que obedescerle, respondió áspera–
mente, diciendo: que si no fuera criado del Rey, le
mandara ahorcar.
Y pasando estas cosas y otras, el visorey se apresta...:
ba para se ir al Perú; y los oidores le tornaron
á
hablar
sobre las ordenanzas, aconsejándole que primero que
se publicasen, diese lugar
á
sentar el audiencia, y que
despues de formada, se haría lo que S. M. mandaba, con
maduro consejo. Y el visorey, teniendo en
pqco
sus
amonestaciones, les respondía: que habia de hacer lo
que le era mandado, y que para hacello, él sólo bastaba.
Y crecía la sospecha entre los oidores y él
(a).
(a)
Herrera suprime·
por completo
el presente
capítulo.