Prólogo.
vXIX
No frecuento ménos la Biblioteca de la Academia
de la Historia, en donde mi consecuente amigo, el
consumado paleógrafo
y
erudito filólogo don Manuel
de Goicoechea, me ahorra no pocas veces la mitad del
camino en el trabajo de investigar noticias y rebuscar
papeles.
El señor don Pascual de Gayángos me auxilia con
sus conocimientos de bibliografía
y
de historia ameri–
canas, y con los libros de su preciosa
é
inapreciable bi–
blioteca.
Debo tambien mil atenciones al señor don Caye–
tano Rosell, jefe de la Nacional, y al encargado en ella
de la seccion de manuscritos, don José Octavio de To–
ledo; y
el
conocer muchos é interesantes documentos
relativos á la historia del Perú, á los señores don
Francisco de Paula Juárez, Archivero
d~
Indias, don
Luis Troy Moxó y don José Sancho Rayon.
M.
J.
DE LA ESPADA.