de la Doctrina de la
Pit·tud.
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ga tanto
lo~
ojos
en
lo
que
hace, por ella bienes del mundo.
quanto en lo que
pr~tende
hacer:
Mas porque esta pureza
de
ia-
porque baxísim:is obras con altí-
tencion no es fácil de alcanzJr
sima intencion, son altísimas;
y
pídala el hombre
instantemern~
altísimas coa baxíc;ima iotencion, en todas sus oraciones
á
Dios:
son
muy baxas. Porque no mira mayormente en aquella peticiort
Dios tanto al cuerpo de la obra, de la oracion del Señor,
quando
quaoto
al ánima de Ja intencion, dice que se haga su voluntad
en
que procede del amor.
la
tierra como se hace en
el
cíe.
Esto es imitar
en ·u
manera
lo
(b):
para que asi como todos
aquel
nobilísimo
y
graciosí imo aquellos exércitos celestiales cum·
amor del Hijo de Dios; el qual
pleo
la voluntad de Dios con
nos pide en su Evangelio
(a)
que purísima
intencion
por
solo
le
amemos de la maoera que
él
agradarle, asi procure
él
moran–
nos amó; conviene saber, de do en la tierra imitar e5ta cos–
pura gracia,
y
siH ninguna ma-
tumbre
y
policía del cielo
en
nera de interese.
Y
como entre quanto le sea posible:
no
porque
.las circunstancias de esta divina no sea bueno
y
santo, demás del
caridad, ésta sea la mas admira-
agradar
á
Dios
,
pretender
su
ble
ea la persona
de
Dios, muy Rey no, sino porque tanto será
dichoso será aquel que
en
todas
la obra mas perfecta , qqanto
las
obras que hiciere , traibajáre
mas
desnl!lda fuere de todo
ia •
por
imitarle.
Y
el ue esto bicie·
terese propio.
re,
.sepa cierto que s
rá
muy
amado de Dios, como muy se·
mejante
á
él
en la alteza de la
virtlld
y
en la pureza de la io–
tencioo ; pues la semejanza suele
ser causa de amor. Por tanto,
desvie
el
hombre sus ojos en las
buenas obras que hace, de todo
re·~pecto
humano,
y
póngalos en
Dios:
y
no consienta que la obra
q.uetiene por premio
á
tal Señor,
sirva para solo respeto temporal.
Porque asi como sería gran lásti–
ma
1
ver
una
doncella
nobilísima
Y,
hermosísima casada con un
carbonero , siendo: merecedora
de un Rey ; asi lo es,
y
mucho
mas, ver
á
la
virtud ,
merecedo - ·
ra
de Dios,
empleada
ea
adquirir
§.
IV.
L
A
sexta
virtud
es oracfon,
mediante la qual, como hi–
jos debemos recorrer
'á
nuestro
Padre en el tiempo de la tribula •
cioo
(como
hacen
hasta los
ni~os
chiquitos , que con qualquter
miedo
ó
sobresalto que teng::&n,
luego acuden á sus padres ) , ·para
que mediante eUa tengamos con·
tioua memoria
de
nuestro Padre,
y
andemos,siempre en su.Presen–
cia,
y
muchas veces platiquemos
con
él ;
pues todo esto .está .anexo
á
la condicion
y
obl1gac1on de
los buenos hijos para
con
sus
pa–
dres. Y porque de esta virtud tra-
Zz
ta·
(a)
Joan.13.
14. 15.
{b)
Mattb.6.