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de la Doctrina de la

Pit·tud.

361

ga tanto

lo~

ojos

en

lo

que

hace, por ella bienes del mundo.

quanto en lo que

pr~tende

hacer:

Mas porque esta pureza

de

ia-

porque baxísim:is obras con altí-

tencion no es fácil de alcanzJr

sima intencion, son altísimas;

y

pídala el hombre

instantemern~

altísimas coa baxíc;ima iotencion, en todas sus oraciones

á

Dios:

son

muy baxas. Porque no mira mayormente en aquella peticiort

Dios tanto al cuerpo de la obra, de la oracion del Señor,

quando

quaoto

al ánima de Ja intencion, dice que se haga su voluntad

en

que procede del amor.

la

tierra como se hace en

el

cíe.

Esto es imitar

en ·u

manera

lo

(b):

para que asi como todos

aquel

nobilísimo

y

graciosí imo aquellos exércitos celestiales cum·

amor del Hijo de Dios; el qual

pleo

la voluntad de Dios con

nos pide en su Evangelio

(a)

que purísima

intencion

por

solo

le

amemos de la maoera que

él

agradarle, asi procure

él

moran–

nos amó; conviene saber, de do en la tierra imitar e5ta cos–

pura gracia,

y

siH ninguna ma-

tumbre

y

policía del cielo

en

nera de interese.

Y

como entre quanto le sea posible:

no

porque

.las circunstancias de esta divina no sea bueno

y

santo, demás del

caridad, ésta sea la mas admira-

agradar

á

Dios

,

pretender

su

ble

ea la persona

de

Dios, muy Rey no, sino porque tanto será

dichoso será aquel que

en

todas

la obra mas perfecta , qqanto

las

obras que hiciere , traibajáre

mas

desnl!lda fuere de todo

ia •

por

imitarle.

Y

el ue esto bicie·

terese propio.

re,

.sepa cierto que s

muy

amado de Dios, como muy se·

mejante

á

él

en la alteza de la

virtlld

y

en la pureza de la io–

tencioo ; pues la semejanza suele

ser causa de amor. Por tanto,

desvie

el

hombre sus ojos en las

buenas obras que hace, de todo

re·~pecto

humano,

y

póngalos en

Dio

s:

y

no consienta que la obra

q.ue

tiene por premio

á

tal Señor,

sir

va para solo respeto temporal.

Porque asi como sería gran lásti–

ma

1

ver

una

doncella

nobilísima

Y,

hermosísima casada con un

carbonero , siendo: merecedora

de un Rey ; asi lo es,

y

mucho

mas, ver

á

la

virtud ,

merecedo - ·

ra

de Dios,

empleada

ea

adquirir

§.

IV.

L

A

sexta

virtud

es oracfon,

mediante la qual, como hi–

jos debemos recorrer

nuestro

Padre en el tiempo de la tribula •

cioo

(como

hacen

hasta los

ni~os

chiquitos , que con qualquter

miedo

ó

sobresalto que teng::&n,

luego acuden á sus padres ) , ·para

que mediante eUa tengamos con·

tioua memoria

de

nuestro Padre,

y

andemos,siempre en su.Presen–

cia,

y

muchas veces platiquemos

con

él ;

pues todo esto .está .anexo

á

la condicion

y

obl1gac1on de

los buenos hijos para

con

sus

pa–

dres. Y porque de esta virtud tra-

Zz

ta·

(a)

Joan.13.

14. 15.

{b)

Mattb.6.