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LA INQUISICION DE LIMA
correspondencia,
y
que cada uno sepa hasta donde ha de
llegar sin salir de sus límites, que dello se servirá Nuesto'
Señor
y
en este reino habrá paz
y
quietud; que aunque
yo salgo dél, por lo que toca al decoro
y
autoridad deb'te
Oficio, tengo obligacion de suplicarlo a V. M.
11 25
Pero si los Inquisidores burlaban las disposiciones de la
primera autoridad del vireinato, no estaba léjos el dia en
que habian de atreverse a dejar sin efecto las mismas ór–
denes del Rei. Acont.eció, en efecto, que en la ciudad de
la Plata el escribano de la audiencia Fernando de Medi–
na, 11casado
y
velado con Beatriz Gon.zalez, su mujer, de
quien tuvo hijos lejítimos, y haciendo vida maridable con
ella, viviendo con mucha honra, paz
y
sosiego, el doctor
don Jerónimo de Tobar
y
Montalvo, fiscal de la dicha au–
diencia, con color de la mucha amistad· que tenia con el
dicho Fernando de Medina, comenzó a visitarle
y
a la di–
cha su mujer,
y
a solicitarla a que tuviese amores con él,
y
dentro de pocos dias lo babia conseguido
y
tenia acce–
so carnal con ella, en casa del dicho Fernando de Medina,
entrando para el dicho efecto a horas estraordinarias
y
de
noche, la que, olvidada de la fidelidad que debia al dicho
su marido, no se contentando con la injuria
y
ofensa que
le hacia en cometerle adulterio,
y
estando el dicho su ma–
rido ausente de la dicha ciudad de la Plata, en la villa de
Potosí, en cosas tocantes al real·servicio
y
otras veces ocu–
pado en su oficio, con acuerdo
y
órden del dicho fiscal, se
salia en hábito de hon1bre, con una negra esclava suya,
y
se iba en casa del susodicho, donde estaba mucha parte de
la noche cometiendo el dicho adulterio,
y
otras veces en
hábito de india, causando nota
y
escándalo en la dicha
ciudad
y
la infamia que dello resultaba al dicho Fernando
de Medina por haber sido muchas veces vista en los di–
chos hábitos;
y
no. contento con lo susodicho, el dicho fis–
cal, dió órden con la dicha Beatriz Gonzalez, que de la
hacienda del dicho su marido le tomase parte
d.
ella
y
se
la diese, como se la dió, en que le consumió mas de seis
mil pesos;
y
por encubrir la susodicha el dicho delito, ha–
bia intentado diversas .veces de matar con veneno al dicho
25.
Carta
al Reí de 10 de mayo de 1604. A. de
J.