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LA INQUISICION DE LIMA
pañar en la procession a los señores Inquisidores, como
sus n1inistros
y
familiares. Luego que se juntaron todos
los oficiales, secretarios
y
ministros, don Andres de Mu–
guruza, alcaide de las cárceles secretas, comenzó a sacar
de los calabozos a los reos, llamando a cada uno por su
nombre, segun la lista que de ellos tenia; de los que con
otra nómina, que tambien los expresaba, se hizo entrega
al alguacil mayor, quien los dió a los caballeros familiares
y n1inistros, que les ha.bian de apadrinar en la procesiou,
que, ordenada en los patios del Tribunal, principió tenien–
do el cuydado de dirigirla y ordenarla los m.inistros
fami~
liares que se siguen: don Ventura Ximenez Lobaton, don
J
oseph Sanchez de Orellana, don Juan Baptista de Arrie–
ta, don Felipe Barba
y
Cabrera y don Juan de Acha
y
Ulibarri. Iba por delante el portero del Sa,nto Oficio, a
quien despues seguian con las infan1es insignias de sus
méritos los reos, conducidos del alcaide. Y a cada uno de
ellos
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apadrinaron dos fanüliares, guarneciéndoles el
lucido trozo de caballería, que en dos alas, r,ou espada en
mano, marchaba al campas de la procesion.
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poca distancia, dos lacayos, vestidos de costosa li–
brea, cargaban una estatua, que trayendo al pecho un
rótulo, gravado en una lámina de plata de delicado buril,
expresaba el non1bre y apellido del inocente don Juan de
Loyola, que falsamente calumniado de los abominables
delitos de herege
y
judío judaizante, n1urió por los años
de
1745,
presso por este Santo Tribunal, aunque poco
ántes ele su fallecimiento ya habia empezado a descubrir–
se la iníqua conspiracion de los falsos calumniantes. Era
el vestido que llevaba de lama blanca, color que sin1boli–
zaba su inocencia, guarnecido de finíssimos sobrepuestos
cte oro de Milan, con botonadura de diamantes, y salpi–
cado de varias joyas de quantioso precio, que hermosea–
ban toda la tela. En la una mano traia la palma, insignia
de su triunpho,
y
en la otra un bastan de puño de oro,
con riquíssima pedrería, por haber obtenido en la ciudad
de lea, donde era nativo (siendo originario de la ilustrís–
sima casa de Loyola en el lugar de Aspeytia de la provin–
cia de Guipúzcoa) los honrosos y distinguidos cargos de