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LA INQUISICION DE LIMA
mediata, merced a las dilijencias de Arenaza. La capilla
se encontró en tal estado que los ministros, temiendo que
con su caida sepultase las sagradas formas, las llevaron al
dia siguiente en procesion con los clérigos del oratorio de
San Felipe de Neri a la iglesia de San Pedro. Las casas
quedaron totahnente arruinadas, habiendo escapado el Vi–
sitador mui maltratado entre los escombros de la que ocu-·
paba, con pérdida de uno de sus familiares, que quedó se-
pultado.
'
Retiráronse con ésto los Inquisidores a vivir a la huer–
ta del colejio mayor de San Felipe, instalándose en barra–
cas provisionales i en toldos de campaña. La cámara del
secreto pudo, con todo, habilitarse para sala de audiencia,
i la del archivo, para secreto. Donde ántes estaba la sale–
ta en que se recibian
l.asconfesiones a los reos, se levan–
taron algunos cuartuchos de cañas, i repuestos unos pocos
de los calabozos, se restituyeron a 11sus tenebrosos encie–
lTOS!I
los presos, trasladándolos allí desde los .diferentes
sitios en que se les tenia en depósito.
En esta emerj encia, lo peor del caso era que para la re–
<;onstruccion de lo destruido no se podia contar con mas
' de seis 1nil pesos anuales, que era lo único que sobraba de
las rentas ordinarias \ del Tribunal, despues de pagados
los salarios.
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Do los reos habia por entónces bien poco que esperar.
Oon los temblores i discordias de los Inquisidores, no ha–
bia podido hacerse casi nada en este órden durante los
últimos años, pues solo habian sido penitenciados, de or–
dinario secretamente, unas cuantas pesonas, en su mayor
parte relijiosos, a saber:
'
Fr. Pedro Pablo de Herrera, franciscano, natural de
Astudillo, en Castilla la Vieja, por haberse entrado en re–
lijion, profesado i
orden~dose , in
sacris,
dicho misa i con–
fesado, siepdo casado en Madrid, donde aun vivia su
muJer.
Fr. Diego Videla, tambien franciscano, por delitos co–
metidos en Chile.
Fr. Anjelo de la Cruz, lego franciscano, natural de Are-
l.
CaTta
de Amusquíbar de
9
de agosto de 1751.