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LA INQUISICION DE LIMA
campo verde de oliva, cruz y .espada, armas del Santo
Oficio, y por orla las siguientes palabras del psalm. 73.
Exsurge, Domint5, et judica causam tuam.
11Procedian en fila a la mano derecha de los señores in–
quisidores, don Manuel Castellanos, secretario jubilado,
don Ignacio Altuve, secretario del Secreto, doctor don
Bartolomé Lopez Grillo, colegial del real y 1nayor de San
Felipe, secretario fiscal, doctor don Miguel de Valdivie–
so
y
Torrejon, cathedrático de vísperas de leyes y aboga–
do del real fisco.
"Por la izquierda, guardando la misma órden, don Jo–
seph Arezcurenaga, secretario mas antiguo del Secreto;
don Juan Baptista Gabiria, presbítero, secretario de visita
del Secreto; don Gaspar de Orue, secretario del Secreto;
don Juan de Ugalde, ·contador ordenador y del Santo
Oficio.
''Venian cubiertos de los chapeas o so1nbreros de cere–
monia propios de su dignidad y delegacion pontíficia, los
muy ilustres señores doctor don Pedro Antonio de Are–
naza
y
Gárate, del consejo de S. M. en el supremo de la
santa general Inquisicion de España, visitador general,
juez de bienes confiscados
y
superintendente general del
real fisco de ésta de los reynos del Perú, y doctor don
Matheo de Amusquíbar, inquisidor apostólico, que sobre–
saliendo co1no athlantes, que sobstienen el firmamento de
la fe, o como antorchas que ilustran la esphera de la reli–
gion, presidian, colocados en el medio de tan venerable y
supremo Tribunal. Parece que en cada uno de estos se–
ñores se hacia admirar lo respetoso del semblante, noble–
mente unido con la authoridad de las acciones. El cielo
quando destina a los· sugetos para los em.pleos, proporcio–
na a sus espíritus el carácter de los accidentes, para que
no degeneren de ]a dignidad que representan, los minis–
terios que exercitan.
'' Seguíanse luego por atras sus familiares, que proce–
dían con los capellanes del Santo Tribunal
en
la forma
que se expressa: don Juan Cabrera Barba, don Pablo Ro–
xas, don Francisco del Castillo, don Francisco Rivagaray,
don Melchor Bravo de Rueda
y
don Juan Pedro de Gu–
raya. Cerraba este magestuoso cuerpo del Tribunal y lu-