CAPÍTULO XXI
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misma lo contaba, a que la Vírjen se le habra aparecido
desde la edad de cuatro años, una vez que pidiéndole pan,
le dió . su bendicion, diciéndole, uhija, yo te daré el pan
de la gracia de mi Hijort. Hallándose su causa en estado
de monicion, manifestó que solo se sentía culpada de
lo que referían de ella algunas personas, de que los dia–
blos la azotaban, hecho que era tan cierto que su ma–
dre se veía precisada muchas veces a defenderla. Agregaba
' · que veía en sueños a Jesucristo i a la Vírjen J\1aría; que
en la oracion se trasponía como en un dulce adormecimien–
to, i hallándose fuera de sí, le ocurrían las cosas que con–
taba. Añadió tan1bien que encontrándose en una ocasion
mui enferma i estenuada i dispuesta ya para morir, por
la gravedad del accidente, habia visto en su aposento una
cantidad de demonios que la echaban mucho fuego de luju–
ria, i abrazándose con ella uno que entró en figura de
hombre, se había subido a la cama, haciendo que otros
la sujetasen con fuerza para conocerla carnalmente.
Asimismo espresó que la noche del dia en que se le
'
leyó su acusacion, estando
dormida~
vió a Nuestro Señor
en un Tribunal mui hermoso i muchos demonios en su
. presencia que tenían su alma en las manos i decían,
11
Se–
ñor, justicia contra ésta;"
i
que habiendo parecido allí la
Vírjen
j
San Ignacio a rogar por ella, dijo el Señor que
estaba mui irritado contra ella porque había comunicado
a las criaturas los favores que le habia concedido i tra–
bajo~
que la habia, enviado, i que solo confesando en el
Santo Oficio todo lo que venia contando la perdonaría.
Tra~ladada
al hospital por su crecida edad i achaques,
fué poco mas tarde condenada a recibir, desnuda de me–
dio cuerpo arriba, jinete en bestia de albarda, doscientos
azotes, a voz de pregonero, despues de abjurar
de levi
i
ser absuelta
ad cautelam.
Agustina Picon, natural i vecina de Lima, mujer ya
madura, que para efectos amatorios se valia de varios sor–
tilejios, fué condenada a salir en forma de penitente, con
abjuracion
de levi
i
.destierro por cuatro años.
Doña Juana Saravia, conocida con el apodo de Chana
Luciana, soltera, igualmente avecindada en Lima, ·que con–
fesaba que al emplear la coca para atraer a sp. amante,
TOMO
JI
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