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UAPÍTULO XVIII

Triunfando de la malicia,

Pt·esida en sagrada pompa

En tu relacion la trompa

De su di vina justicia.

163

Tanta fué la importancia atribuida por los contemporáneos a ]a

fiesta, que hasta el padre José de Zisneros hizo imprimir ese mismo año

·el

Discurso que en el insigne Auto de la Fe, celebrado en esta Real ciu–

dad de Lima a 23 d(J. enero de 1639, predicó, etc.

Ya hemos dicho que los que morian negativos eran quemados vivos,

i

así lo dice espresamente respecto de Maldonado de Sirva la relac1on

de su causa.

.

En el Consejo produjo cierta alarma un auto de tamaña magnitud,

espedalmente cnando mediaba el antecedente de las confesiones

i

testi–

monios arrancados a los reos en la tortura, i sin duda por eso pidió a

los Inquisidores, por carta de 27 de febrero de

1640,

que cada uno por

separado <<dijese en conciencia sns sentimientos, en razon de las senten–

cias dP. relajados.>) En consecuencia, Gaitan contestaba en 8 de junio

del año siguiente, que

esa~

sentencias <<fueron jnstificadas,>) refiriéndose

con particularidad a las

cau~as

de Perez i de Duarte. I Castro

i

del Cas–

tillo en igual fecha, esponia lo siguiente: <<En todas las causas de la com–

plicidad fuí juez

y

en ellas di mi

voto

segun ia presente justicia, que en–

tónccs tenia vista

y

estudiada, precediendo el decir misa todos los dias,

y 'encomendar muy de veras a Dios

y

con mucha humildacl el acierto

en los negocios que traya entre manos: y ansí el parecer que entónces

tuve en las sentencias de los reos, ese tengo el dia de hoy, y perseveran–

te por uue\os

accidente~,

uno de ellos es la conversion de Rodrigo

Vaez Pereira, relaxado en el patívulo, que movió sumamente a todos

los presentes. Púsehl al fin de la relacion de su cansa, que fné el año

pasado,

y

en esta va testimonio de , los dichos de los que se hallaron

presentes. Segundo motivo, que por el eonsta que no solo fué compli–

cidad de judcdsmo, sino hostilidad

y

maqninacion de crimen

lesae:

es

que teniendo el Virrey, Conde de Chinchon, mucha cantidad de pólvo–

ra, y ántes rle las prisiones de complicidad

y

en el convento de nuestra

señora de Guada,lupe, de fray les franciscos, que está fuera de esta ciudad,

se halló una mañana comenzado hacer un aguJero en ]a pared de la ca–

lle del almaeen de la pólvora, fuerte y gruesa, y a poca distancia un

tizon apagado, causó alboroto, curóse averiguar y no se pudo. Pasados

algunos.msses, se fneron haciendo las prisiones, y entre ellas la de doña

Isabel Antonia, reconciliada, hija del capitan Antonio Moron (cuya

causa va. en estos pliegos) portugnes, él y

RU

m.uger, y una hermana

y

cuñado; diósele po1· compañera de cárcel a una muger llamada goña

Beatriz de la Bandera, que quaudo entró en compañía de doña Isabel

era acabadn de llegar del Cnzco, ciento cincuenta }P.guas de aquí, sin

ha her pisado mas calles de Lima que las que la traxeron del camino de

esta. Inqnisicion, sin hablar con narlie: con ésta, pues, pasado algun

tiempo, que les dió a las dos familiar amistad, quexándose doña Isabel

de sus trabajos, comunicó que el agujero que se habia comenzado a ha–

cer en el almacen de la pólvora de Guadalupe, habia sido por órden