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CAPÍTULO XVITI

161

con claras demostraciones. Passado ésto, fué necessario

ir por el mis1no paraje el otro cuñado Garcia Vaez,

y

el

negativo

~tlanuel

Bautista, no solo no hizo con él las de–

mostraciones de an1istad que con .el otro, pero lo miró con

ojos tan sesgos y estudiadas acciones de desestima

y

me–

nosprecio, que le leyeron los circunstantes en el rostro

le decía: mal judiguelo, y algunos han afirn1ado lo dixo.

Lo

ci~rto

es que lo desestimó, y no hizo easo dél, por pa–

recerle avia confessado la verdad."

El segundo incidente conHta de una dcclaracion jurada

hecha ante el inquisidor Castro

i

del Castillo por Juan

Sanchez de Leon, rejidor de la ciudad, siete dias despues

de haber tenido lugar la ceremonia.. 11I dijo: que por el

descargo de su conciencia viene a decir y manifestar en

este Santo Oficio, ·que el do1ningo veinte

y

tres de este

presente mes, dia en que se celebró el auto de la fe, quan–

do se llevaban al altar de los relajados al quemadero, fué

este declarante entre otras muchas personas, y quando

pararon para apearlos, vió

y

oyó este declarante que el

yerno del capitan Antonio Moron, que ha oydo decir se

llama Rodrigo Vaez Pereira, decía a los religiosos que le

yban ayudando para 1norir, uno de San Francisco y otro

un clérigo, que si los ve los conocerá, que se queria con–

vertir

y

confesarse, y diciéndoles este deelarante a los que

le ayudaban que le dixesen al dicho Rodrigo

Va.ez

Perei–

ra que lo djxese aquello recio, que le oyesen todos, dixo el

dicho Rodrigo Vaez que lo diria, y lo decía, y lo fué di–

ciendo en presencia de este declarante, y el

m1:se1"ere mei,

y se fué dando golpes en los pechos, y luego como llegó

el dicho Rodrigo

Va.ez

al palo donde le habían de dar

garrote,

y

algo ántes de apearse, dixo, en

presen~ia

de este

declarante

y

de mucha gente que lo oyó, porque hablaba

a gritos, 11hasta aquí. he esta<lo revelde y ya no es tiempo

sino de ganarle

y

no perder tiempo, misericordia;"

y

vol–

vió a decir el miserere dándose golpes en los pechos,

y

luego le apearon y pidió eonfision,

y

llegó el padre Lu–

dueña, de la Con1pañfa. de

J

esus, y le confesó;

y

este de–

clarante procuró hacer lugar para que llegara a confesarse,

y despues de confesado pidió que le llegasen el santo Cris–

to de la Caridad,y este declarante hizo que se le llegasen,

TOMO II

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