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CAPÍTULO XVIII

157

tenga asiento con los mismos, donde se lea esta nuestra

sentencia

y

aJ9amos cualquier embargo y secresto que por

nuestro mandado esté fecho en sus bienes, y que le sean

entregados enteramente por el inventario que dellos se hi–

zo al tiempo que se secrestaron,

y

por esta nuestra sen–

tencia di:finitiva, assí lo pronunciamos en estos escritos y

por ellos.

t

11ENTREGA Y JUSTICIA DE LOS RELAXADOS.-Como a,

las tres de la tarde que se acabaron de leer las senten–

cias de los que avían de ser relaxados, se levantó el hura–

can referido. Y a esa hora, juntos los de este género

en la cruxía, con la estatua del estrava.gante, los entre–

~Iartin

Diaz de Contreras

y

don Juan Tello de So ...

tomayor, secretario

y

alguacil mayor del Santo Oficio,

a los alcaldes ordinarios, conforme al auto del entriego,

que fueron los once dichos y una estatua,

y

le~

hizieron

causa

y

sentenciaron a muerte de fuego. Cometióse esta

execucion a don Alvaro de Torres y Bohorquez, alguacil

mayor de la ciudad, el qual entregó a cada dos alguaciles

un judío, y acompañado de todos los demas ministros, los

llevó al brasero, que estava prevenido por órden de los al–

caldes ordinarios fuera de la ciudaü, por la calle de Pa–

lacio, puente y calle de San Lázaro, hasta el lugar de la

justicia.

I

van los justiciados entre dos hileras de soldados

para guardarlos del tropel de la gente, que fué sinnúme–

ro la que ocurrió a verlos, y muchos reljgiosos de todas

órdenes para predicarles. Asistió el alguacil ' n1ayor a la

justicia

y

Diego Xaramillo de Andrade, escrivano públi–

co,

y

los ministros,

y

no se apartó hasta que el secretario

dió fee como todos quedavan convertidos en ceni9as.

"Poco ántes de ponerse el sol, el alguacil mayor del

Santo Oficio

y

alcayde de las cárceles

y

ministros, fueron

sacando los reconciliados

y

de1nas reos del cadahalso y los

llevaron delante del Tribunal, donde, puestos de rodillas,

abjuraron

'Vehementi

unos,

y

otros formalmente, segun se

ha referido, reservando para el dia siguiente los que

avian de abjurar

de levi,

por no embara9arse con ellos.

"Para la absolucion, se truxo la fuente del altar, donde

estava sobrepelliz

y

estola,

y

aviéndosele puesto al señor

licenciado don Juan de Mañozca, S. S. hizo las preguntas