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LA INQUISICION DE LIMA
tenian abiertas algunas aulas, con tan corta subvencion
que no era posible esperar de allí adelantos rii estímulo.
Los hombres timoratos pensaban ya tambien en que se
labrase alguna casa para recojer mujeres, 11que por no te–
ner con que se sustentar, y acá aplicarse mal a servir, an–
dan gran copia
el
ellas perdidas."
Las obras públicas 11estaban sin dueño i desbaratadas;"
los hospitales, sin órden, pobres i en pésimos edificios, a
escepcion del de Lima, que había fundado el Arzobispo
don Frai Jerónimo de Loaiza; las cárceles por fin, en es–
tado la1nentable.
El secreto de este cuadro poco lisonjero era, con todo,
fácil de esplicar. El Perú desde el rescate de Atahualpa
llevaba la fama de ser un pais cuajado de oro, atrayendo
con
~:us
mirajes a los aventureros deseosos de enriquecerse
no importaba cómo, a trueque de llegar mas tarde o mas
temprano, a gozar en el hogar primero de los deleites que
podia proporcionarles la riqueza. Pelar i descañonar la
tierra, segun la espresiva frase que acabamos de consig–
nar, era el solo lema que debía guiar los pasos de los que
llegaban a sus playas, ya fuesen
jóven~s
o viejos, milita–
res o letrados, frailes o clérigos.
Para atajo de tales males, los políticos de aquella
época solicitaban del n1onarca dos remedios: 11una l_)erso–
na de gran cristianidad y prudencia, y pecho y valor y con–
fianza a quien diese todo su poder, poniéndole este reyno
en sus manos; e inquisidores, 11que son grandemente me–
nester hombres cuales eonvengan al oficio, celosos de la fe
y
honra de Dios, y hombres de pecho, que así remediarán
1nuchas cosas que se hacen bien en deservicio de Dios
nuestro señor
y
de su honra, y la hacienda de V. M. no
perderá, sino en gran cantidad se aun1entará
2
."
·
Don Frai Pedro de la Peña, obispo de Quito, decía, por
su parte, al licenciado Espinosa, presidente del Real Con–
sejo e inquisidoi; jeneral: 11estando en Corte, clamé al Rey
munchas veces y a su Real Consejo que se proveyesen estos
reynos de Inquisicion mas que ordinaria, porque de la
ispirencia que tenia de Nueva España .entendía ser nes-
2.
Carta
citada de Fr. Juan de Bivero.