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LA "INQUISICION DE LIMA

gal, habiendo tenido oríjen su causa de no haber querido

comprar ciertas mulas que le fueron a vender, porque dijo

' que aquel era dia sábado. En las prünera.s audiencias de–

claró ser de t-reinta años de edad, cristiano bautizado, fiel

observante de las prácticas de la Iglesia católica; que era

falso lo de la compra que se le atribuía,

i

que en cuanto a

la licencia que había solicitado al quererse ausentar, di-,

cienclo ser oriundo ele Lisboa, i que n1otivaba uno ele los

cargos que se le ponian, lo habia hecho simplernente ·por

ser Lisboa pueblo mas conocido que el de su naci!lliento.

Los que le acusaban de judfo eran otros portugueses,

que salieron reconciliados en esta misma ocasion, aunque.

afirmaban que no le habian visto practicar ceremonia al- ·

guna de la antigua lei. Llevado a la cámara del tormen–

to, persistió en su negativa, pero cuando se le iba a dar la

primera vuelta, declaró que habia vivido com.o judio i que

que4ia morir de una vez. Condenado por unanimidad a ser

relajado, permaneció tOda la noche ántes del auto con la

misma pertinacia,

11y

cuasi todo el tiempo que duró el

'leerse las sentencias dél,

y

aunque despues tomó una cruz

en las manos

y

dicen se confesó, se tuvo poca satisfaccion

de su muerte."

Rodríguez que era oriundo de Villaflor

i

traficaba co–

mo arriero entre Lin1a

i

el Callao, fué denunciado por \

otros portugueses de que un viérnes en la noche no había

querido preparar unas cargas, i que como el denunciante

sabia que los judíos guardaban el sábado desde el viérnes

en la tarde, sospechaba que lo fuese el reo. Corno esta tes–

tificacion no fuese bastante, Ordoñez encargó "al denun–

ciante le siguiese observando, quien luego llevó al inqui–

sidor nuevos capítulos de acusacion, ridículamente

frívolos~

los cuales, sin embargo, . se declara,ron bastantes para su

prision. Rodríguez en las audiencias que con él se tuvie–

ron pudo señalar a sus acusadores, indicando ciertos pre–

tendidos motivos de queja que tenían. contra él i que sin

duda les habian impulsado,a levantarle falso testimonio.

Puesto a cuestion de tormento, lo venció todo. Poco des–

pues, el alcaide dió parte ae que al reo .le daba

iiiDa1

de

corazon,

11

pero no solo no fué creido, sin<;> que al enfermo

se le mandó echar un par de grillos. Sus actos posteriores