CAPÍTULO XIII
303
fe.siones
y
declaraciones las hagan con libertad
y
como
ellos las quieren decir, aun en casos·y palabras que en–
tienden que el asentarse hace mucho a su justicia
y
de–
fensa,
y'
ven ellos a sus ojos decir al inquisidor, hablando
con el secretario, "no asiente eso, sino esto
y
lo otro;"
y
si replican (como ha acontecido) diciendo, "no digo yo
· eso," respóndeles con desabrimiento temerario, "sois un
heliaco,
y
haréos
y
acon teceráos, etc. "
·
A~adia
que con ocasion de haber interesado "la mano
poderosa de la Inquisicion" en el cobro de las deudas, esta–
ba el Tribunal convertido en una herrería; que Ordo–
ñez había sacado en varias ocasiones dinero i ultimamen- ·
· te hasta diez mil pesos de una vez del arca de tres llaves
para entregarlos a un mercader
qu~
iba a Méjico i nego–
ciar en su compañía.
5
Si, con1o puede notarse, las acusaciones que 'contra el
jefe del Tribunal se hacían, eran graves, no eran ménos
notables las que por éste se dirijian a sus subalternos, in–
clusos los familiares, pues "todo es lamentos y chismes, de-
. cia, de unos en otros,
y
desenterrarse los huesos
y
andarse
mordiendo por detras; ... estando tan engreídos, que era
menester para cualquier cosa que el inquisidor con el bo–
nete en la mano se los suplicase."
Ordoñez no desconocía de modo alguno que todos sus
dependientes se espresaban de él en los términos que se
ha visto,. pero lo atribuía, por una parte, a los amigos de
·Gutierréz de Ulloa, que le habían instado para que desde
luego entendiese en el negocio del factoraje de azogues,
en que tan comprometido aparecía el hermano del inqui–
.sidor, a lo que se babia negado; i por otra, a que Ruiz de
·Prado i sus secuaces decían que el puesto le habia sido
dado por quitárselo a éste. Se quejaba, en consecuencia,
de que Ulloa, apesar de que se . le babia espresamente
mandado que no saliese a la visita, sin dejarlo bien ins–
truido de los negocioe del Tribunal, se había marchado,
tomando por pretesto, ya sus achaques i melancolías, o
ya
que tenia que prepararse para el viaje, sin parecer en las
audiencias
i
sin siquiera despedirse de él.
5.
Carta
de
6
de julio de
1596.