CAPÍTULO XII
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prévios los convites de estilo a la Audiencia i Cabildos,
que esta vez, de órclen del Virei, debían irse en derechura
al Tribunal, el clia señalado, a las cinco de la mañana, lle–
gó aquél en su carroza, acompañado de don Beltran de
Castro, su cuñado, seguido por la guardia de a pié .de su
persona i algunos criados. Oyó misa en la capilla, i una
vez concluida, pasó a las habitaciones de los Inquisidores,
donde se estuvo hasta que se avisó que era ya hora de salir.
Lleváronle en medio los Inquisidores, en compañía del
Arzobispo, que hahia sido invitado para la degra.dacion de
un relijioso, escoltados por la compañía de lanzas, i cami- .
nando delante los oidores de dos en dos, luego los Cabil–
dos i la UniverBidad, precedidos por la con1pañía de arca–
buceros de a caballo. Los penitentes en número de cuarenta
i
uno marchaban aco1npañados de los farniliares i miem–
bros de todas las Ordenes relijiosas. Resguardaban los
costados de la procesion soldados de a pié, para hacer los
honores al estandarte de la fe, cuyas borlas llevaba don
Beltran de Castro, solo, tala mano derecha, porque no qui–
so dar lado a ningun
caballero~
ni tomar la izquierda. En
esta forma. se llegó a. los tablados, que estaban hechos
arrimados a las casas del Cabildo
i
adornados con la sun–
tuosidad de costun1bre, donde el Virei i Arzobispo ton1a–
ron asiento en cojines, dejando sin ellos a los Inquisidores.
con grandísimo disgusto i bochorno suyos, que para que
fueran mas completos, oyeron que el Virei mandó a uno
de sus criados que sacase un montante grande, desnudo,
i
que se sentase a la mano. izquierda del estandarte, colo–
cado entre los capitanes de la guardia i areabuceros
2 •
En
las otras gradas estaban los prelados de las Ordenes "Y
otros religiosos
g~aves
dellas, y a la rnano derecha, en sus
asientos, el Cabildo de la Iglesia y Universidad, y a la
izquierda el de la ciudad,
y
junto a él, el de los criados
honrados del Virey, y un poco mas adelante estaba un
tablado muy enaderezado
y
en él mi señora la -Vireyna,
con sus criadas,
y
las señoras principales de la ciudad,
que la estaban acompañando,
y
don Beltran de Castro, su
hermano,
y
miróse mucho que en todo el tiempo que du-.
2.
Carta
de Ordoñez de
6
de abril de
1596.
.