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CAPÍTULO XI

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i

declaró que estando en Lima en conversacion con el di–

cho Miguel, en circunstancias que acababa de reñir con su

mujer Quiteria de Luzon, trató aquel de su tierra, i dijo

que habia estado en muchos pueblos de la secta de Mar–

tinez (l\1artin Lutero) i que una vez habia entrado en una

iglesia solo para ver lo que se hacia, donde un ministro le

habia persuadido a que recibiese un poco de pan, dicién–

dole que lo tomase en memoria de la pasion de Cristo,

en lo que habia venido por ser muchacho i temiendo no

le sobreviniese algun percance; i como la mujer le indica–

se que para qué contaba tales cosas, el flamenco habia

agregado que él Sftbia mui bien la secta de los luteranos;

af1adiendo el denunciante que en otra oeasion en que tam–

bien había reñido con la Luzon, Miguel le había espresado

que quería ausentarse del Perú, pues ella lo habia de–

nunciado a la Inquisicion porque no se santiguaba, no

bendecía la mesa, ni se persignaba cuando se acostaba.

Con esta denuncia se hizo parecer a la Quiteria, que

era una mujer criolla, de edad de veinte i cinco años, quien

estuvo conteste con Villalta, añadiendo que su marido de–

cía que para qué se confesaba cuando él no .le llevaba su

hacienda a nadie, pero que, por lo demas, lo creia buen

cristiano porque le habia oido decir siempre que creia to–

do lo que enseñaba la Iglesia católica. Echóse entónces a

llorar, espresando que si alguna vez había tenido odio a

su marido, en realidad le quer--ia mucho i se.dolía de sus

trabajos.

Por el mes de octubre volvió al Tribunal esta misma

mujer, sin ser llan1ada, diciendo que estando en conver–

sacion con su marido acerca de la venida de los ingleses

que se anunciaba, había dicho que 11a estos cleriguitos

que andan por aquí

y

a los frailes los han de matar

y

lo

prin1ero que han de hacer es soltar los presos del Santo

Oficio

y

matar los inquisidores," afirmando que eran los

tales mejores que los cristianos del 'Perú, hablando a la

vez mal del Papa i de la eficacia de las misas, etc. En

con1proba.cion de sus afirmaciones, la denunciante señaló

tres testigos, uno de los cuales espresó que aquella se ha–

llaba en relaciones amorosas con el clérigo Villalta

1

"Y por