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LA INQUISICION DE LIMA
por tiempo de seis años, Fr. Juan Cabello, agustino, de
Sevilla, que siendo profeso i ordenado de epístola, se
casó.
Por haber dicho misa sin ser sacerdotes, Juan J\1:árquez
de Guzn1an, de Canarias, Pedro Martinez, del Cuzco, i Pe–
dro ele Bohorquez, de Méjico.
Fr. Pedro Coronado, fraile mercedar_io, sacerdote, natu–
ral de Sevilla, por haber predicado algunas proposicions
heréticas, 11con mucho escándalo del pueblo,
y
por haber
dicho
y
hecho otras cosas gravísimas en menosprecio de
Dios nuestro Seflor
y
del Sant.ísilno Sacramento del altar
y
de la penitencia
y
de nuestra santa fé católica, que le ha–
cen muí
sospech~so
de hereje, 11 salió en forma ele penitente,
sin escapulario, cinto, ni capulla, abjuró
de vehe1nenti,
fué
depuesto de las órdenes que tenia, condenado a galeras al
remo, por tiempo de seis años, concluidos los cuales queda–
ría recluso en un convento de su Orden en España, perpe–
tuamente, 11donde ayune todos los viérnes
y
reze los siete
salmos penitenciales,
y
que no estudie en libros de teo–
lojía."
Richarte Ferroel, ingles, que venia en un navio que se
perdió en el Rio de la Plata, i despues de haber permane–
cido algun tiempo entre los indios se fué a Buenos Aires,
de donde le llevaron a Lima. En el Tribunal confesó que
en su corazon siempre había sido católico, aunque despues
se habia apartado de esta creencia; pero con1o diese mues- \
tras de arrepentimiento i contricion, salió con insignias de
reconciliado, llevando hábito
i
cárcel perpetuas i cuatro
años de de galeote, sin sueldo.
Juan Drac, tambien ingles, primo del célebre Sir Fran–
cis Drake, de veinte i dos años de edad, quien preso en
idénticas circunstancias al anterior, dijo que le pesaba
mucho haber sido luterano, por lo cual fué condenado so–
lo a tres años de reclusion, con prohibicion de ausentarse
de Lima, bajo pena de relapso.
De todas estas causas es sin duda con mucho la mas
interesante la de Mjguel del Pilar, :flamenco, i por eso da–
remos cuenta de ella con alguna estension.
Por el mes de enero de
1582
se presentó al Tribunal,
sin ser llamado, un clérigo nombrado el licenciado Villalta,