CAPiTULO X
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mayor, y así estuvo allí el tiempo que le pareció, quitan–
do y poniendo indios en las dichas minas, en provecho de
Amador de Cabrera, su suegro,
y
daño de los denuts mi–
neros, sin qp.e nadie se lo osase excusar,
y
despues se vol–
vió a esta ciudad con su vara; y los inquisidores, segun
se tiene por cierto, enviaron al dicho Troche a Potosí por
alguacil mayor de allí, oficio que no ha habido, y que se
entiende le valdrá con la rnano que con él terná, y inte–
ligencias, que no le faltarán, todo lo que quisiere;
y
de la
mesma manera, se entiende
y
sabe, que no ha muchos
años, puso en Panan1á. el dicho licenciado inquisidor Ulloa
otro alguacil n1ayor, que se dice .......... de Montalvo,
el cual está ya muy rico, y se a.bió con cincl!enta
y
tan–
tos mill ducados a un Melchor de
J
aen, mercader de Se–
villa, sobre que han traido los dos pleito en esta real Au–
diencia,
y
fué condenado el dicho Montalvo, y
mand~do
llevar a España el dinero; y con favor que los dichos in–
quisidores le hicieron, se detuvo,
y
por formas que pa–
ra ello tuvieron, goza dello, el dicho alguacil Montalvo,
negocio que a todos los que lo han entendido, ha admira–
do mueho."
Ademas. de estos denuncios i de otros cuyo testo no co–
nocemos~5
el Consejo no pudo dilatar ya por mas tiempo
tomar alguna resolucion, i como el puesto de Cerezuela
estaba vacante, luego se pensó en que la persona que de–
bia reem·plaza.rle, llevase ademas del cargo ordinario, el de
visitar el Tribunal a cuyo jefe tan graves inculpaciones se
le hacian. Desde Lima se insistia en que se diese pronto
un sucesor al inquisidor cuya renuncia se habia aceptado,
porque se corria riesgo de que los negocios se paralizasen,
no habiendo mas de uno, nque se podia morir o enfer–
mar" ;
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sin que faltase tampoco quien previniese al Con-
25.
La
razon de nuestras palabras se hallará en que, como hemos
dicho en la advertencia preliminar, los documentos que formaban el to·
mo 760-3-,que se refieren
a
los años 1585-1590, se han estraviaclo;
pero que hubo otros dennndantes es incuestionable, pues en el curso de
]a visita, entre otroe, se le preguntó a Hernan Gntierrez de Ulloa si re–
conocia. como suyas las acusaciones qne se habían enviado a Espafia
firmadas con su nombre.
2G.
Carta
de Saracho
ue 20 de
febrero de
1583.