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CAPÍTULO X

229

Vuestra Magestad tomarles sus declaraciones y entender

el intento con que ellos habían salido de su tierra, y el

djscurso de su navegacion y causa de su pérdida; y la

noticia que tenian de los que allá quedaban o se podia

esperar,

y

otras

~osas,

para sobre todo hacer prevenciones

en el reyno y dar aviso a Vuestra Magestad de lo que

conviniese, enbié a pedir al dicho ynquisidor Ulloa me los

mn

biase para hacer con ellos la dicha dilijencia, y él lo

ofreció así, y como la dicha enfermedad me agravó en

aquella sazon, y yo quería hacerla por mi persona, no fué

posible hasta que llegó el dicho ynquisidor Prado a esta_

ciudad,

y

llegado, luego que tube alguna mejoría de mi

salud, embié a pedir a los dos ynquisidores que me em–

biasen los dichos yngleses, o si en el sancto oficio hubiesen

hecho alguna cleclaracion que tocase a lo referido

y

no

al secreto de él, me ad. virtiessen, y quando lo uno ni lo

otro no se pudiesse hacer, diessen lugar para que en la

misma cárcel del dicho sancto oficio

y

en presencia de

quien ellos ordenassen, se les tomase su dcclaracion, pues

esto importaba tanto al servicio de Dios

y

de Vuestra

Magestad

y

defenssa del reyno

y

de la santa fe cathólica,

en él,

y

aunque el dicho ynquisidor Ulloa ofreció de su

parte lo prirnero, el dicho doctor Juan Ruiz de Prado

no quiso venir en ello, diciendo que no les era permitido

hacerlo, y que aunque con los virreyes mis antesesores se

habia hecho lo que yo pedia,

y

el dicho ynquisidor Ulloa

avía ofrecido el venir a reformar eso

y

otras cosas,

y

que

de lo que conviniesse, darian aviso al consejo de la sancta

Inquisicion, y si en él paressiese, lo darían a Vuestra Ma–

gestad, y no fué posible acabar con él otra cossa;

y

por

esta razon se dejó de hacer la. dicha dilijencia., y despues

de muchos dias, habiendo traido de la ysla de la Puna dos

yngleses que allí fueron presos,

y

ton1ádoles yo su decla–

racion,

y

estando advertido de lo que convenía,

y

hechas

las prevenciones necessarias, trugeron presos al dicho San–

to Oficio otros yngleses de los de la dicha ysla, que se ha–

bían llevado a Quito,

y

les ton1aron sus declaraciones los

dichos ynquisidores,

y

queriendo enmendar lo passado o

por los fines que les pareció, me embiaron la dicha decla–

racion para que la viese.