CAPÍTULO X
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Vuestra Magestad tomarles sus declaraciones y entender
el intento con que ellos habían salido de su tierra, y el
djscurso de su navegacion y causa de su pérdida; y la
noticia que tenian de los que allá quedaban o se podia
esperar,
y
otras
~osas,
para sobre todo hacer prevenciones
en el reyno y dar aviso a Vuestra Magestad de lo que
conviniese, enbié a pedir al dicho ynquisidor Ulloa me los
mn
biase para hacer con ellos la dicha dilijencia, y él lo
ofreció así, y como la dicha enfermedad me agravó en
aquella sazon, y yo quería hacerla por mi persona, no fué
posible hasta que llegó el dicho ynquisidor Prado a esta_
ciudad,
y
llegado, luego que tube alguna mejoría de mi
salud, embié a pedir a los dos ynquisidores que me em–
biasen los dichos yngleses, o si en el sancto oficio hubiesen
hecho alguna cleclaracion que tocase a lo referido
y
no
al secreto de él, me ad. virtiessen, y quando lo uno ni lo
otro no se pudiesse hacer, diessen lugar para que en la
misma cárcel del dicho sancto oficio
y
en presencia de
quien ellos ordenassen, se les tomase su dcclaracion, pues
esto importaba tanto al servicio de Dios
y
de Vuestra
Magestad
y
defenssa del reyno
y
de la santa fe cathólica,
en él,
y
aunque el dicho ynquisidor Ulloa ofreció de su
parte lo prirnero, el dicho doctor Juan Ruiz de Prado
no quiso venir en ello, diciendo que no les era permitido
hacerlo, y que aunque con los virreyes mis antesesores se
habia hecho lo que yo pedia,
y
el dicho ynquisidor Ulloa
avía ofrecido el venir a reformar eso
y
otras cosas,
y
que
de lo que conviniesse, darian aviso al consejo de la sancta
Inquisicion, y si en él paressiese, lo darían a Vuestra Ma–
gestad, y no fué posible acabar con él otra cossa;
y
por
esta razon se dejó de hacer la. dicha dilijencia., y despues
de muchos dias, habiendo traido de la ysla de la Puna dos
yngleses que allí fueron presos,
y
ton1ádoles yo su decla–
racion,
y
estando advertido de lo que convenía,
y
hechas
las prevenciones necessarias, trugeron presos al dicho San–
to Oficio otros yngleses de los de la dicha ysla, que se ha–
bían llevado a Quito,
y
les ton1aron sus declaraciones los
dichos ynquisidores,
y
queriendo enmendar lo passado o
por los fines que les pareció, me embiaron la dicha decla–
racion para que la viese.