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LA INQUISICION DE LIMA

ceremonia que con el Virrey se habia de hacer y él lo re–

civió sin hacer la que se acostumbra, de lo qual por la dicha

Audiencia y demas gente hubo mucha nota y escándalo,

aunque yo no hice demostracion de sentimiento alguno

con el dicho ynquisidor, puesto que tube y se tubo por

cierto que él había procedido con cuidado por la ocasion

referida del dicho fray Francisco de Figueroa.

uEn este tiempo algun'os dias ántes o despues, passando

un soldado de la guarda por la puerta de don Antonio de

Arpide, fiscal del Sancto Officio, iva hablando con otro y

decia que un negro que traia espada habia querido 1natar

a un español y que se habia de consentir a ninguno el

traerla aunque fuesse de los ynquisidores o de Vuestra

Magestad sino era acompañando a su amo, por los daños

que de ello pueden resultar y oiéndolo el dicho don An–

tonio le llamó y trató muy mal de palabra, diciéndole

muchas injurias

y

despues le mandó que paressiese en el

Sancto Officio y yendo el dicho soldado a ello con la pe–

ticion cuia copia embio, le mandaron los ynquisidores en–

trar ·en la cárcel, donde le tubieron n1uchos dias presso.

11Quando vine a este Reyno truje en mi casa po.r mi

criado al dicho don Antonio de Arpide, porque así me fué

pedido en España, el qual traía cédula de Vuestra Mages–

tad para que le diese una lanza

y

assí se la dí y la comen–

zó a servir y gozar el sueldo de ella,

y

habiendo muerto el

licenciado Alcedo, fiscal del Sancto Oficio de este Reyno,

los ynquisidores de él nombraron al dicho don Antonio

por fiscal hasta que Vuestra Magestad otra cossa prove–

yesse, y con la ocasion de este oficio acudia a las obliga–

siones de él faltando a las de la dicha plaza de lanza

y

escusándose de ellas aunque le llam.aban para ello con el

dicho oficio de fiscal, lo qual 'visto por mí

y

la mucha ne–

c~ssidad

que ay de presente en este Reyno de tener en él

personas pagadas que sirvan en las ocasiones que se ofre–

sieren

y

que el dicho don Antonio llevava

myll

y quinien–

tos pesos ensayados de salario de la plaza de fiscal, pagado

de la real hacienda de Vuestra Magestad, y que no era

justo llevar dos sueldos de ella

y

por oficio imcompatibles,

pues no se puede acudir a las, obligaciones de ámbas por

una misma persona y que Vuestra Magestad en una carta