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LA INQUISICION DE LIMA .

los yriquisidores de hacer innovacion en los lugares, pre–

tendiendo que yo no habia de ir, ni estar el assiento em–

medio de ellos, como mis antecessores lo habían hecho, y

que quando fuese a su acompañamiento no habia de llevar

el que ellos habian acostumbrado de los cabildos de la

yglesia

y

ciudad y la Universidad y vecinos, ni otra per–

sona alguna, ni aun las compañías de los gentiles hombres

lanzas y arcabuces, que están señalados para guarda de los

Virreyes, y que nadie habia de traer armas aquel dia, cosa

muy peligrosa en esta tierra, y ocasion del recelo de ene–

migos

y

de los muchos ·negros que a.y en ella, los quales

quedando con las casas y arn1as en tiempo que sin ellas

sus amos habían de estar en el dicho auto, pudieran hacer

mucho daño, sobre lo qual se trató y hubo muchas parti–

cularidades y recaudos dignos de consideracion, embiados

con el licenciado Maldonado, oydor, y licenciado Marañon,

alcalde, desde los acuerdos que sobre esta materia hicieron

con los tribunales de esta Real Audiencia;

y

ultimamente

hicieron pregonar que toda la gente sin exceptar ninguno,

fuesen so. pena de excomunion y de quinientos pesos, el

dia del ·dicho auto en amaneciendo via .reeta al Sancto

Oficio y que en la dicha pena incurriesse quien lo impi–

diesse, teniendo yo mi aposento donde de ninguna calle

ni casa de toda la ciudad se podia ir por él a la del dicho

Sancto .Oficio via recta, lo qual causó grande escándalo y

alboroto en esta ciudad, y toda ella acudió a mí, estando

en uno de los dichos acuerdos, a darme noticia del dicho

pregon y entender lo que yo les ,ordenava, y por escusar

los inconvenientes que pudieran resultar que se dejan

.considerar y se entendió fueran muy grandes si yo man–

dara que se guardara la costumbre que hasta entónces

habia abido, y en conformidad de ella y de lo que conve–

nía yo habia proveido,

y

reportándome y poniendo los ojos

en el servicio de Dies y de Vuestra Magestad

y

bien y

quietud de sus vasallos, mandé que todos cumpliessen lo

que el dicho Sancto Oficio mandava y assí se cumplió, y

como yo quedé sin el acon1pañamiento y autoridad neces–

saria para Virrey y sin poderlo representar, me pareció ir

y

fuy solo, como persona particular, ·y assí lo protesté y

me

ofrecí a hacerlo, _no obstante que de mas de

la

indis-