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LA INQUISICION DE LIMA
tros del Sancto Officio de este reyno que en esta ciudad re–
side, se entremetían en cosas tocantes a la jurisdicion real
usurpándola de manera que tenia necesidad de remedio,
y hacían otras de su gusto y voluntad, todo con _la mano
y nombre de el dicho Sancto Officio, lo qual, o de mucha
parte de ello, e entendido ha informado a Vuestra Magestad
esta Audiencia Real y el fiscal de ella _con mas particula–
ridad diversas veces; y en · continuacion de ello, despues
de haber venido el doctor Juan Ruiz de Prado de esta ciu–
dad por visitador e ynquisidor del dicho Sancto Officio,
entrambos ynquisidores ·han pretendido hacer y hecho al–
gunas en mucho daño y perjuicio de la dicha jurisdicion
real y en no ménos desautoridad del cargo en que yo aquí
estoy sirviendo a Vuestra Magestad, y particularmente
en lo que tocó al auto de la fee que celebró en esta di–
cha ciudad el dia de Sant Andres del año próximo pa–
ssado, y entónces escriví a ·vuestra Magestad, significan–
dolo y suplicando a
v
...
uestra Magestad, porque el tiempo
no me había dado lugar para poderlo escrivir y ynformar
de ello a Vuestra Magestad con la particularidad que con–
venia, y creyendo que los ynquisidores como mas desocu–
pados, podría ser que lo hiciesen a su modo, Vuestra Ma–
gestad mandasse se guardasse un oydo para quando yo lo
hiciesse, que seria con la brevedad possible, y así lo hago
agora, y porque para dar razon de todo lo que a passado
cerca de lo susodicho y de las ocasiones que han querido
tomar los dichos ynquisidores para ello y a mí me han da–
do para proceder sin la reportacion que he tenido, ponien–
do delante de mis ojos a Dios Nuestro Señor y a Vuestra
Magestad y dar en todo razon de mí, me ha parecido,
ser nessesario tomar este negocio dende su principio: lo
haré aquí y por serlo asimismo· el haber de tratar de co- ·
sas tocantes a algunos de los dichos ministros y de otras
personas., lo qual yo no quisiera hacer, no obstante ser de
cosas muy públicas y notorias en este reyno y en España,
y algunas de ellas muy escandalosas
y
de mal ejemplo,
no lo he podido escusar, por lo que he dicho
y
volver por
mi cristiandad
y
honra, de que Dios y Vuestra Magestad
me han hecho merced, ya que tengo mas obligaciou que
a las agenas
y
de conservarlas para servir a su divina
y