CAPiTULO X
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xpianissimo y desseó tanto siempre acertar a servir a Dios
nuestro Señor y a su Magestad, procurando atajar peca–
dos tan públicos y de tanto mal ejemplo y escándalo, le
hizo traer preso a la dicha ciudad de los reyes.
"Y tiene por comisario en la dicha villa de Potosí, a
un fraile augustino llamado fray Francisco de Figueroa,
que está de ordinario fuera de su conbento, y siendo, co–
mo es, religioso y comissario de el Sancto Officio, tiene
casa püblica de juego en la dicha villa.
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nY
en la ciudad de Popayan, tuvo por comissario, a un
Gon<;aJo de Torres, cuya rnala vida y costumbres, constan
de l0s procesos que ay contra él en aquel dicho reyno, y
de la visita que le tomó el dicho visitador.
n
Y tiene por comissario en la villa de Camana, a un
Juan García, clérigo, cura de el pueblo de Viraco, al qual
se le averigua, que en todo el tiempo que a que está en el
dicho pueblo, no ha resado el oficio divino, y es tan des–
honesto, que ha cometido durante el dicho tiempo, que
puede aver quinze a.nños, muchos yncestos con muchas
donzellas estrupándolas y muchos adulterios con mugeres
casadas, sin tener jamas respecto a que fuessen rnadres,
ni hijas, hermanas, tias, ni sobrinas, ymbiando a los ma–
ridos de las casadas
y
a los padres y hermanos de las
de~
mas, fuera de el dicho pueblo,
y
ocupándolos en sus gran–
gerias para mejor efectuar sus fines, y aprisionando en un
cepo
y
for<;ando en él a las que de su voluntad no lo ha–
zen,
y
para esto pone
y
quita a.lealdes en el dicho pueblo ·
y a hecho y haze otros n1uchos excessos dignos de exem–
plar castigo, y a resultado de aquesto, que está el dicho
comissario ele el Saneto Offi.cio cargado de hijos, y los
asienta publicamente a la mesa consigo, demas de lo qual
se an muerto en una viña suya por su causa mas de cien
24. Por haber venido este fraile del Perú sin licencia, quiso el Vi–
rrey envinrlo n España por andar fuera de la Orden, en cumplimiento
de nna real cédnla; a
1
0
qne se opuso el Inquisidor Prado, diciendo vi–
Yia en
~n
casa.
A.nrhtlm
por la ea11e en mula, con dos lacayos con espa–
das, visitaba las casas principHhs,
y
predicaba los edictos del Santo
Oficio, i como se ,·eirt impnne, no faltó serrnon suyo en que reprendiese
al gobierno; hnsta que haciénélose ya immfrible, se convino en que se
fuese miéntras tanto a Trujillo por el deshonor
i
nota que podía resul–
tar al fraile de enviarlo desde luego a Espafía. Véase páj. 231.