212
LA INQUISICION DE LIMA
yndjos sin confesion y sin baptismo, y los an · hallado
muertos por los caminos, todo lo qual es a cargo de el di–
cho ynquisidor, porque saviéndolo y aviéndole dado noti–
cia de ello, no tan solamente no lo a querido remediar,
antes siendo notorias todas aquestas cosas, le hizo comi–
ssario de el Sancto Officio, estando el dicho .clérigo lleno
de excomuniones, suspenssiones e yrregularidades yncu–
rridas por derecho, y procur:ó el dicho officio para valerse
con él, de suerte que no le .castigasen de sus delictos, y el
dicho
~e
lo dió para esentarle con esto de las demas juris–
diciones, por aver el dicho .clérigo jurado falzo en un di–
cho que dixo en el Sancto Officio contra un enemigo de
el dicho ynquisidor, y es público y notorio en todo aquel
dicho reyno, y pública voz y fama que muchos procuran
ser ministros de el Sancto Officio para vivir con libertad
y
no ser castigado de sucl delictos, como lo procuró el doc–
tor Salinas, al qual admitió el dicho ynquisidor. por abo–
gado de los presos de el Sancto Officio, no estando en bue–
na opinion de limpie9a, porque el conde de el Villar no le
castigasse cierto delicto que avia cometido en desacato de
el dicho Virrey
y
de el fiscal ele V. md. y dixo publicamen–
te el dicho Virrey que venido que fuesse a este reyno,
avia de suplicar a V. n1d. ·que en pago de sus servicios le
hiziese familiar de el Sancto Officio en aquel dicho reyno,
porque con aquesto podría vivir con toda libertad que se
le antojase y cometer muchos delictos sin ser castigado
por ellos.
11Iten, el dicho ynquisidor ha hecho muchos ministros
de el Sancto Officio y familiares de el, a hombres prohi–
bidos, bajos
y
confesos, como es público
y
notorio en to–
do aquel dicho reyno, yendo en esto contra la buena .di–
reccion de el dicho Sancto Officio
y
las ordenan<;as de él.
· 11Iten, el dicho ynquisidor no a respectado jamas las jus–
ticias de V. magd.
y
tiene tiranizado aquel dicho reyno,
y
cada dia se atraviesa con los Virreyes, oyaores
y
de–
mas ministros de V. magd.,
y
especialmente se encontró
con el conde de el Villar, que fué el Virrey mas temeroso
de Dios nuestro Señor y de su conscie.ncia, y que con ma–
yor rectitud y deseo de acertar gober:nó aquel dicho rey–
no, de todos quantos Virreyes a avido en él, como en to-