CAPiTULO X
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entre ellos avia, y por no avérselos querido pagar occurrió
al corregidor de la dicha c.iudan, a pedir su justicia., y sabido
esto por el dicho Pantoja, valiéndose del officio que tiene
de receptor de el Sancto Officio y teniente de Juan de Sa–
racho ques receptor propietario, se fué muy desacatada–
mente, a casa de el dicho corregidor, y poniendo en ella
mano al espada dió muchas heridas al dieho Juan de Nu–
rueña, que es viejo de mas ·setenta y cinco años, y aviendo
cotnetido este delicto se retrujo a una yglesia, de adonde
salió, llevando a curar al dicho herido, y le dió otras tan–
tas heridas sin ser nadie bastante a podérselo impedir, por
el officio que tiene, y el dicho corregidor por el mismo
rrespecto, no osó hazer diligencia . alguna sobre el caso, y
ansí la hizo el. comisario de el Sancto Officio de la dicha
ciudad, y con ella el dicho eapitan Juan de Fuentes, acu–
dió a la dicha ciudad de los Reyes y la presentó ante el
dicho ynquisidor estando en su audiencia, y el dicho yn–
quisidor le preguntó ante quien pensava pedir su justicia
en aquel caso, y aviéndole respondido el dicho Juan de
Fuentes, que ante
V. M.
y su real audiencia,. atento a que
el dicho Pantoja no era propietario de el dicho. su officio,
sino teniente de el dicho Juan de Saracho, y que esto lo
ordenava y mandava
·v.
M.
así, por sus reales cédulas,
como constava de una cédula real de que hizo demostra–
cion, le dixo el dicho ynquisidor muchas palabras
injurio~
sas, y que no avia que tratar de cédulas de
V. M.
porque
no se avia de hazer mas de lo que el mandasse, y le man–
dó notificar, con penas que para ello le puso, que no pi–
diese su justicia sino ante él, y visto ·esto por el dicho
Juan de Fuentes, se fué a los oydores de la dicha ciudad
y les dió quenta del caso, y les preguntó ante quien avia
de pedir su justicia, y le respondieron que el negocio era
de la real justicia, y de los alcaldes de el crímen, y por
solo aver preguntado lo susodicho, le prendió el dicho yn–
quisidor, y le tuvo preso mas de quatro anños, y dos de
ellos en la cárcel, de suerte que el dicho capitan llegó a
punto de n1uerte, y aviéndolo declarado ansi ante el dicho
ynquisidor le diesse licencia para hirse a curar debajo de
fian9as, y el dicho ynquisidor es tan vengativo que le res–
pondió, que avia de morir en la prision,
y
finalmente le